En uno de los símbolos de la España del despilfarro se derrumbó ayer definitivamente. El aeropuerto Don Quijote cerró al tráfico aéreo su única pista, después de que AENA diera a conocer el cese de la operatividad. Era la crónica de una muerte anunciada.
Esta instalación, destinada supuestamente para descongestionar Barajas, clausura su espacio, diseñado para que transitaran 2,5 millones de pasajeros al año, con unas cifras de ocupación ridículas, menos de 90 personas de media diaria. Y dice adiós sin dejar más eco que sus multimillonarias deudas.
Con una sola pista de 4.000 metros de longitud y 60 metros de anchura, estaba concebido para dar servicios a vuelos nacionales e internacionales y para que aterrizara el mayor avión del mundo. El cierre definitivo supondrá la suspensión de los contratos de trabajo de 71 empleados de la empresa CR Aeropuertos S.L., durante un plazo de un año. Los administradores concursales han remitido estos días a la magistrada del juzgado de lo Mercantil que lleva el caso un escrito en el que solicitan "llevar a efecto" un nuevo ERE.
El enclave aéreo ha tenido numerosas dificultades desde el principio, tales como los problemas medioambientales al elegir unos terrenos en una Zona de Especial Protección para las Aves. Esto conllevó el cumplimiento de numerosos requerimientos por la UE. Acuciado por la falta de financiación y de pasajeros, en octubre decidió cerrar sus puertas. Por sus instalaciones pasaron menos de 2.000 pasajeros mensuales durante los primeros seis meses. Y tras el cierre el año pasado, su pista central se utilizó simplemente para vuelos privados.
Proyecto privado, dinero público El aeropuerto comenzó como proyecto privado hace algo más de trece años, cuando en febrero de 1997 la Cámara de Comercio solicitó oficialmente la implantación. La Diputación Provincial, en manos del PP, ayudó a concebir esta obra faraónica, dándole vía libre.
La infraestructura fue financiada en gran medida por la Junta, que controlaba Caja Castilla-La Mancha (CCM), la primera de las cajas de ahorros en tener que ser rescatada por el Banco de España. Esta megaobra en plena llanura manchega, con un coste de unos 1.100 millones, iba a tener una parada de tren bala para llevar a pasajeros a Madrid, pero el dinero se agotó. Y la Junta de Castilla-La Mancha cerró el grifo a los vuelos subvencionados con la compañía Vueling. Ahora la terminal ha entrado en suspensión de pagos.
Políticamente, tanto PP como PSOE eluden ahora sus responsabilidades. El socialista Jesús Martín acusó a la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, "de haber hundido el aeropuerto" y le espetó que "ahora que ya tiene un solar hay que ver a qué precio lo vende". Otros dirigentes en la provincia acusan directamente a uno de sus artífices, Domingo Díaz de Mera, "que nos deja sin aeropuerto y sin equipo de balonmano". Y los más apuntan con el dedo a la gestión nefasta de la empresa aeroportuaria.
El cierre definitivo de la pista del aeropuerto de Ciudad Real se produce después de que Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) hiciera público hace diez días un boletín de información interna a los usuarios aeronáuticos, en el que informaba del cese de la operatividad de esta pista.
Este boletín interno (Notau) establece que la pista del aeródromo manchego inicialmente no podrá recibir vuelos, en principio, hasta el 31 de mayo, aunque, según fuentes del aeródromo consultadas por Efe, aseguran que este período se renovará.
Señalización Mientras que el aeropuerto esté cerrado al tráfico aéreo, los responsables de las instalaciones tendrán que efectuar trabajos de señalización en la pista (pintando grandes aspas en amarillo) para que los pilotos que sobrevuelen la zona sepan que no deben aterrizar.
Desde que el pasado mes de diciembre la compañía de bajo coste Vueling dejara de volar desde el Aeropuerto de Ciudad Real, las únicas operaciones de vuelo que se registraban estaban relacionados con vuelos privados, que transportaban a personas que llegaban para practicar la actividad cinegética.
Los últimos datos facilitados por el aeródromo manchego cifraban en 407 operaciones los vuelos privados contabilizadas entre octubre y febrero, coincidiendo con la temporada de caza mayor y menor.
El cierre de la pista de vuelo supone un paso más en el cierre definitivo del primer aeropuerto privado de España, que ha permanecido abierto a la aviación comercial y privada desde diciembre de 2008.
Ahora todos se echan las manos a la cabeza por el cierre de unas instalaciones faraónicas casi en medio de la llanura manchega y exigen responsabilidades a diestra y siniestra. Pero pocos se acuerdan del júbilo con que fue acogido. Eso sí, eran tiempos de bonanza y alegría desmedida en el gasto.