bilbao
Agur Iñigo. Agur Pitu, como te conocían todos tus amigos, como te presentabas ante las nuevas personas que aparecían en tu vida. Hasta siempre, amigo. El jueves, tras el pase del Athletic a las semifinales de la Europa League, un desafortunado incidente apagó de manera fulgurante tu alegría, la sonrisa que siempre te acompañaba. Un golpe seco que te impidió seguir disfrutando de la vida. Ya nunca volviste a recuperarte, pese a los ánimos y el calor que recibiste de todos. También de tu pueblo, Basauri, que llora tu ausencia. Cuatro días de lucha contra una sentencia, el daño era irreversible. Ayer a las 09.45 horas se confirmó la tragedia. No había marcha atrás. El golpe fue demasiado fuerte.
"Mira lo que ha hecho Iñigo. Bueno, lo que le han hecho". Esas fueron las palabras de Fina, tu ama; sumida en la más profunda tristeza, aún incrédula ante lo acontecido. "Ella es la que nos ha dado fuerzas", señaló tu cuadrilla de amigos a las puertas del hospital de Basurto, donde permanecieron inmóviles aguardando una noticia positivia sobre tu evolución. Esta no llegó nunca. "Podíamos haber sido cualquiera", comentaba tu cuadrilla. Sí. Cualquiera que pasase por allí en ese momento. Tus amigos, un desconocido... cualquiera. Tu muerte nada tiene que ver con temas políticos. Así lo explicaba tu cuadrilla: "Aunque muchos parezca que quieren politizar el tema, esto no tiene nada que ver con ello".
El Athletic y el fútbol, dos de tus pasiones, con las que disfrutaste durante tanto tiempo, quedaron conmocionadas ante tu adiós, ante tu temprana despedida. Eléctrico te apodaban sobre el terreno de juego. En el Ariz, en el verde de Artunduaga, no había partido en el que la grada no se acordara de ti. Tus regates, los que llegaban a buen puerto y los que no, te hacían sacar una sonrisa. Muchos nunca llegaron a verte triste. La alegría era tu seña de identidad.
El encuentro ante el Schalke fue tu último partido en San Mamés. Un duelo histórico que acabó en tragedia. El domingo, en ese mismo escenario, varias pancartas trataron de darte ánimo. También lo hicieron varios jugadores de la primera plantilla del equipo rojiblanco, que en la tarde de ayer mostraron todo su apoyo a tu familia por medio de distintas redes sociales. Personajes anónimos también mostraron su malestar ante lo ocurrido.
concentración masiva Las formas de tu adiós, a las que todavía nadie ha dado respuesta pero quienes te acompañaban el jueves aseguran y mantienen que fue un pelotazo de la Ertzaintza, generaron tal mal estar entre la población que las muestras de cariño no tardaron demasiado en llegar. Así, en modo de homenaje, la calle María Díaz de Haro de Bilbao, donde yaciste en el suelo, se llenó de gente, unas cercanas a ti, otras que ni tan siquiera son capaces de ponerte cara. No importó. El estar presente era lo importante. Nada más.
Numerosos gestos anónimos acompañados por aplausos. 15 minutos de silencio. Sepulcrales. Llenos de tristeza. Una concentración silenciosa, sin lemas políticos. Nada. Prohibido. Así se recalcó y se pidió instantes antes del comienzo del acto, promulgado desde distintos puntos de internet y llevado a cabo por tu cuadrilla.
Esa no fue tu última despedida, pues todavía quedan otras muchas. Tus amigos seguirán acordándose de ti allá donde estés. Basauri, tu pueblo, tampoco te olvidará. La Catedral seguirá acordándose de ti mientras las preguntas sobre las causas de tu muerte perduran en el aire en busca de algún por qué. Las respuestas serán peleadas por quienes ven injusto tu adiós. Goian bego, lagun.