Vitoria. La Iglesia vasca quiere ser parte activa en el final de ETA y la consolidación del nuevo escenario que el cese de la actividad anunciado por la organización terrorista hace tres meses ha dibujado para Euskadi. Con este objetivo, una carta pastoral elaborada por las tres diócesis de la CAV recogerá la voz eclesiástica frente a esta incipiente etapa y marcará su postura contraria a la trayectoria de la banda armada y favorable a las víctimas del terrorismo.

Así lo anunció ayer el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, en Radio Euskadi, donde adelantó que antes de difundir este mensaje habrá otros "gestos" como un encuentro por la paz y la reconciliación que se celebrará al inicio de la cuaresma; es decir, dentro de tres semanas. A falta de más explicaciones por parte del prelado, fuentes de las diócesis vascas explicaron a este periódico que los tres obispos oficiarán el 25 de febrero sendas misas en las capitales vascas con idéntica homilía, en la que la paz será el eje vertebrador de la misma

Estas mismas fuentes no ocultaron su sorpresa por el anuncio protagonizado por el obispo de la capital donostiarra -habituado a participar en los medios de comunicación-, a pesar de la discreción con la que se ha querido gestionar esta iniciativa desde sus inicios. Y es que, los responsables de la misma no quieren dejar ningún cabo suelto después de admitir la tardanza de la "reacción social" hacia las víctimas de ETA.

En este sentido, el obispo aseguró que la Iglesia defenderá la llamada al diálogo y la reconciliación, pero sin cometer "más injusticias" con los damnificados por la violencia de la banda armada. "Tenemos que tener cuidado de no difuminar el concepto de víctima porque ofenderíamos a las víctimas si intentásemos convocarlas a encuentros en los que se mezclasen situaciones muy dramáticas, pero diferentes todas", apuntó el religioso.

Munilla considera que en la senda de la consolidación de la paz hay que tener muy presentes a estas víctimas. Lo contrario supondría marginarlas, a su juicio, y conllevaría aumentar la deuda ya de por sí "muy grande" que considera existe hacia ellas.

La carta pastoral que tienen previsto difundir los obispos vascos sigue el ejemplo iniciado hace un año con una iniciativa similar en la que la Iglesia se posicionó frente a las crisis económica, procurando así no descolgarse de la actualidad y las preocupaciones que rigen la vida de los vascos.