Vitoria. Poco importa ya si cuando Iñigo Urkullu dijo, nada más ser reelegido presidente del PNV, que Euskadi necesita un Gobierno Vasco de verdad, se refería a que no es vasco de verdad o a que no es un gobierno de verdad, o a ambas cosas. Las palabras del reelecto presidente del EBB se han convertido en pólvora en manos de un PSE que presenta a los jeltzales como un partido temeroso de que la pujante izquierda abertzale le tome la delantera y que, por ello, recurre a la defensa del soberanismo para no perder terreno.

Esa es la tesis que ayer defendió el portavoz parlamentario socialista, José Antonio Pastor, quien compareció en Bilbao para recuperar el discurso que durante años se esgrimió desde el constitucionalismo contra los jeltzales, y especialmente contra el Gobierno de Juan José Ibarretxe, el de que se trata de un partido excluyente que sólo se admite a sí mismo como gestor de la Comunidad Autónoma Vasca.

Aunque ayer Urkullu, en los micrófonos de RNE, restaba gravedad a la polémica y afirmaba que ésta se ha inflado artificialmente para "para tapar otras carencias", Pastor cree que el presidente del PNV cuestionó más la vasquidad del Ejecutivo que su habilidad para liderar el país.

"En una de sus grandes aportaciones teóricas", Urkullu "ha descubierto que hay muchos vascos que no somos vascos de verdad, de la misma forma que no es tampoco de verdad el Gobierno Vasco que tenemos actualmente", dijo Pastor, para quien "ésta es la prueba del respeto que el PNV tiene a las instituciones vascas cuando no las domina". Para el portavoz socialista, las palabras del presidente del EBB son "coherentes con el desprecio que ha venido mostrando Urkullu al pluralismo vasco en general, y al socialismo en particular, desde el principio mismo de esta legislatura", y en ese sentido recordó que Urkullu afirmó que López llegó al poder tras "un golpe de estado institucional".

Pastor cree que la intervención de Urkullu del domingo respondió a "un discurso acomplejado frente a una izquierda abertzale que le pisa los talones" y, "para contrarrestarla, desempolva ensueños como el de la Euskadi independiente desde el Adour al Ebro". En la misma línea, la portavoz del Gobierno Vasco, Idoia Mendia, calificaba de "bastante desafortunado afirmar que un gobierno sólo es vasco cuando es del PNV".

Sin embargo, Urkullu insistía ayer en que el PSE apela a "lo que ha querido interpretar" para caldear el ambiente político, y trató de explicar a qué se refería cuando defendió un "Gobierno Vasco de verdad" que, por otro lado, no renuncia a liderar, lo que supondría el fin de la tradicional bicefalia del partido, si éste recupera Ajuria Enea. "Es vasco, pero no es de verdad, porque no ejerce las funciones que le corresponden", dijo el presidente del PNV, quien afirmó que en los tres años de legislatura no ha habido "un programa claro" y que Patxi López gobierna "a salto de mata en función de las ideas que se le ocurren".

En mitad de la polémica terció ayer el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, que apoyará a López hasta el final de la legislatura, aunque "mete mucho la pata". Según Basagoiti, "el PNV no asume que este País Vasco no es suyo, que el Gobierno Vasco no es su batzoki".