el cairo. La Junta militar que gobierna en Egipto debe ceder el poder a una autoridad civil "lo antes posible". Ese es el mensaje que Hillary Clinton, máxima responsable de la diplomacia estadounidense, ha transmitido al ministro de Exteriores egipcio, Mohamed Amro en una llamada telefónica. "EEUU cree fuertemente que el nuevo Gobierno egipcio debe tomar el poder con autoridad real inmediatamente", añadían fuentes de la Casa Blanca. Según Washington, apoyado por Londres en estas gestiones, "la transición egipcia a la democracia debe continuar con un proceso electoral rápido y todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad y prevenir la intimidación". "Y aún más importante, creemos que la total transferencia del poder a un Gobierno civil debe tener lugar de forma justa e inclusiva que responda a las aspiraciones legitimas de todos los egipcios tan pronto como sea posible", añadía la Casa Blanca.
multitud Pero las presiones parecen no surtir efecto por el momento. Ayer, desde la cúpula militar egipcia, sólo hubo dos movimientos: confirmar "todas las prerrogativas" para que Kamal Ganzuri, que fue primer ministro de Hosni Mubarak, forme el nuevo Gobierno el lunes, y ampliar de uno a dos cada una de las tres fases en las que se desarrollarán las elecciones parlamentarias. Eso sí, pese al clamor que ayer volvió a recorrer la Plaza de Tahrir requiriendo la renuncia de los militares y rechazando el calendario electoral, las legislativas comenzarán el lunes.
Decenas de miles de egipcios abarrotaron desde primeras horas de la mañana la plaza Tahrir de El Cairo para exigir a la Junta Militar que dirige Egipto que deje inmediatamente el poder y lo entregue a una autoridad civil. Según pudo constatar Efe, pese al boicot del mayor grupo de la oposición, los Hermanos Musulmanes, decenas de miles de personas se congregaron en el epicentro de las protestas en una de las manifestaciones más multitudinarias de los últimos meses. Además, muchos de ellos se sumaron a quienes llevan ya más de una semana acampando en el lugar.
Sin la violencia de los días previos, Tahrir retomó ayer el ambiente festivo que caracterizó las protestas que llevaron a la caída del presidente Hosni Mubarak el pasado 11 de febrero. Las familias y los niños regresaron a la plaza, lo que contribuyó a cambiar su fisonomía respecto a los últimos días, cuando se registraron violentos enfrentamientos que causaron 38 muertos y que cesaron ayer.
Puestos ambulantes de pipas, patatas o boniatos recorrieron la plaza entremezclados con las consignas que pedían "libertad, libertad" o "el pueblo quiere que caiga el mariscal" (Husein Tantaui, jefe de la Junta Militar).