Vitoria. Los resultados de la cita con las urnas cumplieron con el guión escrito por las encuestas, pero si se profundiza más allá del primer vistazo general se puede constatar que cada comunidad autónoma ha vivido las elecciones bajo sus propias circunstancias. Éstas han moldeado de forma diferente en cada lugar -al margen del siempre particular caso vasco- la generalizada debacle del PSOE, la irrupción de Izquierda Unida y UPyD, y la victoria incontestable del Partido Popular.
Tras las pasadas elecciones municipales, y autonómicas en muchas comunidades, el Estado se convirtió en una enorme mancha azul en la que sólo Andalucía -allí no se eligió nuevo presidente- resistía como feudo socialista. La jornada de ayer confirma que pronto esa plaza también caerá en manos de los populares. En la comunidad más fiel al PSOE ayer este partido perdió once escaños frente a un PP que se cobró ocho diputados gracias al descontento ciudadano, pero no sólo los de Javier Arenas captaron voto de la sangría del PSOE. Andalucía se transmutó en un feudo de IU, que aporta dos de sus once escaños en Madrid.
En Cataluña, el PSE ha sufrido la derrota más severa de todo el Estado junto con la de Andalucía, con la pérdida de once escaños: La histórica victoria de CiU -gana seis puestos en el Congreso- se traduce en un visto bueno de los catalanes a la dura política de recortes de la Generalitat y ensombrece el moderado crecimiento del PP, que suma tres escaños pero pierde con los socialistas. ERC, refundada tras desmoronarse en las últimas citas electorales, se queda como estaba en 2008, con tres escaños en Madrid, e ICV sale beneficiada del descontento del votante socialista y pasa de uno a tres puestos en la Carrera de San Jerónimo.
¿Y qué ocurre en aquellas comunidades en las que el PP ya gobierna desde hace muchos años? Que el partido sale reforzado de forma importante. En Castilla y León la subida del PP -tres escaños- es equiparable al desplome socialista, pues en esta comunidad el efecto IU no se ha dejado sentir. En Galicia ocurre exactamente lo mismo, lo que gana el PP -cuatro escaños- lo pierde el PSdeG, mientras que el BNG se queda como estaba, con dos representantes nacionalistas en Madrid.
En la Comunidad Valenciana, en cambio, el PP no arrasa, sólo gana un escaño, pero el PSOE se queda con cuatro menos, mientras que IU aporta un parlamentario, Compromis otro, y UPyD confirma que en Valencia tiene un importante nicho de votantes desencantados con un PP salpicado por la corrupción. Toni Cantó será diputado.
Tampoco en Madrid arrollan los conservadores -sólo ganan un diputado- gracias al tirón de UPyD, que coloca cuatro representantes por esta Comunidad, en la que el PSOE sigue la tónica general del Estado y se hunde, mientras IU se beneficia de esa debacle pasando de uno a tres escaños. En La Rioja, a Pedro Sanz le ha salido bien su órdago sanitario a Euskadi. El PP deshace el empate a dos escaños de 2008, y le arrebata uno de ellos al PSOE.
Entre aquellas comunidades en las que el PP acaba de entrar a gobernar destaca el arreón popular vivido en Aragón, donde su alianza con el PAR se salda con tres nuevos diputados frente a un PSOE que pierde la mitad de su representación, pues pasa de ocho a cuatro escaños, y una Chunta Aragonesista a la que su coalición con IU le ha reportado beneficios: el partido regionalista vuelve al Congreso cuatro años después.
En Castilla-La Mancha la discreta subida del PP, que gana dos escaños, procede de la igualmente discreta caída del PSOE, que retiene parte de su antiguo poder en esta comunidad, y da un toque de atención a María Dolores de Cospedal y su política de recortes. En Extremadura, donde IU puso en bandeja el Gobierno autonómico al PP, se rompe por poco el empate de las anteriores elecciones, con seis escaños para el los populares y cinco para el PSOE. Izquierda Unida crece en esta comunidad, pero no tanto como para obtener representación en el Congreso.
En Cantabria, el PP arrebata un escaño al PSOE y pasa de tres a cuatro, dejando a los socialistas con un único representante en la Cámara Baja; en Murcia ocurre igual, los conservadores suman un escaño, y pasan de siete a ocho, y el PSOE se queda en dos, como en Baleares. Los populares rompen el empate de 2008, consiguen cinco diputados y, de forma inversamente proporcional, el PSOE se queda en tres. En Canarias destaca, al igual que en Galicia, el estancamiento nacionalista -dos diputados-, que ven desde la barrera como el PP le arrebata tres escaños al PSOE. Por último, los socialistas pierden un escaño en Asturias en favor de IU, pero también el PP, que cede un diputado al Foro de Ciudadanos de Álvarez Cascos.