VITORIA. La campaña del PP vasco recibió ayer el apoyo de Mariano Rajoy, que fue recibido en el Palacio Europa de la capital alavesa por un auditorio entregado que le ovacionó al grito de "¡presidente, presidente!".
Los populares llegan a esta cita electoral con la ansiada "ilusión" de recuperar el Gobierno de España. Y para certificar el éxito que les auguran todos los sondeos, ayer alertaron contra la desmovilización que estos buenos datos pueden provocar en su electorado y reiteraron una vez tras otra el que será su leit motiv de aquí hasta el próximo día 20: hay que elegir "entre resignación y cambio" y llenar las urnas de votos populares para propiciar una verdadera "recuperación nacional".
"amigo" de los empresarios Después de que Javier Maroto calentara el acto ejerciendo de buen anfitrión, Alfonso Alonso se midió a su adversario socialista, Ramón Jáuregui, al que acusó de tener "la osadía de decir que su Gobierno está salvando la economía española", antes de abogar por el recetario popular, que resumió en la máxima "austeridad con sensibilidad social".
Era evidente que la economía iba a ser el nervio central de todos los discursos -en los que ETA pasó de puntillas-, y la llegada del líder del PP vasco al estrado alumbró el camino que luego seguiría su presidente. "Vamos a poner las cosas fáciles a los que dan trabajo", afirmó Antonio Basagoiti, que pidió a los vascos que confíen en el proyecto del PP para experimentar "los beneficios del efecto Rajoy". "Apoyaremos a quienes generen bienestar, riqueza y empleo. El Gobierno del PP será su amigo. Les atenderá y les escuchará", confirmó el aspirante popular.
Apuntando por dónde podría desarrollarse ese "apoyo" a los empresarios, Rajoy reconoció abiertamente que se propone "hacer reformas en el ámbito financiero, laboral y educativo". "Si hay crisis, hay que decir que la hay" y combatirla "con prudencia pero también con valentía", adelantó, antes de acusar a sus rivales socialistas de "mentir" sobre la realidad de la crisis para intentar "minimizar su derrota".
"un gobierno integrador" Rajoy hizo especial hincapié en la confianza como un elemento vital para superar "la pesada herencia" socialista; confianza que prometió recuperar "tanto dentro como fuera de España" y que le llevó a pedir una amplia mayoría. "El mejor mensaje que podemos mandar a Europa es un gran apoyo al cambio, al PP, porque esto daría mucha tranquilidad y fortaleza a la UE", aseguró.
En todo caso, trató a continuación de disipar el "miedo" que acusó de fomentar al PSOE ante una hipotética mayoría absoluta popular prometiendo que buscará el diálogo con las demás formaciones "sea cual sea el resultado electoral"; un compromiso, por cierto, que lanzó un día después de que el PNV abriera la puerta a "entenderse" con su Gobierno como ya hizo con el de Aznar.
Precisamente de cara a ese Ejecutivo que posiblemente tendrá que configurar tras el 20-N, Rajoy dejó otra de las pistas que alimentan las quinielas de los futuros ministrables al asegurar que el actual portavoz del partido en el Parlamento Vasco, Leopoldo Barreda, podría estar llamado a "desempeñar un papel muy importante en la próxima legislatura", ya que, según elogió, "sabe de lo que habla" y es una persona "rigurosa, formal y seria".