BARCELONA. El obispo emérito de Donostia, José María Setién, ha asegurado que la declaración de la banda terrorista ETA "no deja abierta ninguna puerta para el regreso al uso de la fuerza armada".

En declaraciones a Rac1 recogidas por Europa Press, ha calificado de buena noticia el anuncio y ha asegurado que nunca perdió el ánimo, pero que tras el comunicado de la banda "queda pendiente" el anuncio del desarme.

"Si queremos una plena pacificación de Euskadi no podemos contentarnos con esta primera dimensión elemental de esta planificación que es la renuncia al uso de la violencia", ha subrayado.

El obispo ha asegurado que en el proceso que se va a abrir se tendrá que resolver bien "el problema de las víctimas y de los presos", y ha remarcado que no cree que se tenga que plantear quién es el primero en salir de prisión.

"El hecho de que se dialogue no quiere decir que los que están dialogando estén en los mismos niveles", ha remarcado.

ICETA: "AUNAS ESFUERZOS POR LA RECONCILIACIÓN"

Por su parte, el obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha considerado un paso "muy positivo" la decisión de ETA de cesar su actividad terrorista y ha afirmado que "todos, personas, organismos, asociaciones, instituciones, estamos llamados a colaborar y aunar esfuerzos en la construcción de una sociedad en paz y reconciliada".

En unas declaraciones difundidas a través de la página web del Obispado de Bilbao, Iceta ha tenido un recuerdo especial para las víctimas del terrorismo y ha evidenciado que, tras el anuncio del cese de la violencia, "todos esperamos la desaparición definitiva de ETA, que anhelamos llegue cuanto antes".

El obispo ha señalado que "el camino de la verdadera reconciliación, tarea prioritaria de la Iglesia para este tiempo, va mucho más allá del cese de toda violencia".

Iceta ha recordado los pilares "sobre los que se sustenta la paz y que son necesarios para una verdadera reconciliación" y ha indicado que "la paz es fruto de la verdad y de la justicia, de la capacidad de reconocer y reparar el mal causado, de la humildad y el coraje de pedir perdón, y de la magnanimidad y anchura de corazón para otorgarlo y acogerlo".