Vitoria. "Es Jesús Eguiguren, a veces uno está de acuerdo, a veces no, pero siempre dice lo que piensa". La descripción de Alfredo Pérez Rubalcaba anula la capacidad de sorpresa que las declaraciones del díscolo presidente del PSE pueden aparentemente causar entre sus compañeros de partido. Pero ayer sumó un nuevo paso. Se desligó de la cautela ante el final del terrorismo que achaca a su formación y mostró su profundo "cabreo" con un lehendakari que, a su juicio, "tendría que haberse quemado" para abanderar el camino hacia la paz en lugar de dejar que Bildu enarbole ese estandarte.
Dos días después de tomar parte como delegado del PSE en la Conferencia Internacional de Donostia, Eguiguren destapó ayer en una entrevista publicada por El Periódico de Cataluña su amarga visión sobre el papel de los socialistas en este supuesto tramo final de la historia de ETA; una postura con la que no comulga y sobre la que, sin dejar pelos en la gatera, carga con dureza para refrendar su propia estrategia ante el declive del terrorismo etarra. "Los socialistas hemos perdido la oportunidad de abanderar la paz", destaca tajante para criticar la incomprensión que constanta en sus propias filas políticas cuando advirtió del papel relevante que debía adoptar el PSE.
El veterano parlamentario, habitual representante de su partido en las labores de interlocución con la izquierda abertzale y participante directo en anteriores procesos de paz, entiende la posición alejada del Gobierno español ante la cercana perspectiva de la pacificación, pero no así la prudencia con la que define la actitud del Ejecutivo autonómico y de su máximo responsable, el lehendakari, Patxi López.
Y sus críticas van más allá de la ansiada consecución de la paz, puesto que también destaca los réditos electorales que el liderazgo en este proceso hubiese reportado, en opinión de Eguiguren, al PSOE. "Ocurre lo contrario a lo que pasó hace cuatro años, cuando los socialistas nos volcamos con la paz y tuvimos un reconocimiento electoral que jamás habíamos soñado", apostilla en referencia a la antesala de los últimos comicios estatales que permitieron a José Luis Rodríguez Zapatero mantenerse al frente del Ejecutivo estatal. En contraposición a aquella etapa, el presidente de los socialistas vascos considera que en los últimos meses sus compañeros de partido han sido "reticentes y desconfiados".
Antes de que el PSE se recolocara después de restar importancia a la Conferencia Internacional de Donostia y anunciara su participación en la misma, Eguiguren advirtió públicamente a propios y extraños de que él, aunque fuera a título personal, estaría en el Palacio de Aiete. Ganó esa batalla y acudió, acompañado de Carlos Totorika, como delegado del Partido Socialista para defender un llamamiento directo a la organización terrorista con el objetivo de que cese su actividad, tal y como recogió el primero de los cinco puntos acordados en el evento que, un día después, asumió e hizo suyos la izquierda abertzale.
Este aspecto es el que resume la importancia de la iniciativa celebrada en la capital guipuzcoana, según Eguiguren, quien lo describe en la entrevista del rotativo catalán como la constatación de que "Batasuna ha cruzado la raya".
Frente a esta visión positiva, en el debe sitúa la "muy poca comprensión en mi partido" y sus silencios para no alimentar una polémica latente con respecto a los postulados defendidos por el lehendakari. El aludido, por su parte, contestó a través de Efe desde Estados Unidos a las acusaciones de Eguiguren y las críticas ante la tibia implicación en el proceso de paz para defender que los socialistas "nos hemos achicharrado siempre" en pro del fin de la violencia y añadió que "el lehendakari ha hecho todo lo posible para conseguir la paz y la libertad en Euskadi".
En su defensa ante las críticas de Eguiguren, López se topó con el fuego amigo del candidato socialista a mantener a buen recaudo La Moncloa. Alfredo Pérez Rubalcaba tomó posición a favor del presidente del PSE y resaltó el derecho a expresar sus ideas del parlamentario porque "lo que dice sale de una voluntad decidida de acabar con la violencia". En este sentido, añadió que los partidos "no son sectas" y defendió las "posiciones autónomas" que Eguiguren ha mantenido a lo largo de su trayectoria política.