vitoria. O existen buenas vibraciones en el PSOE en relación a Euskadi, o al menos eso es lo que se quiere hacer ver desde un partido que en menos de dos meses se enfrenta a una difícil reválida, y que ha encontrado en la adhesión de los presos de ETA al Acuerdo de Gernika un asidero de última hora tras un verano en el que el proceso de paz parecía oxidarse por falta de movimiento.

Ayer el Gobierno Vasco se sumó al optimismo con que el presidente Zapatero acogió el comunicado del EPPK y, a través de su portavoz, Idoia Mendia, aseguró que gestos como el de los presos suponen un "paso significativo que nos acerca a la paz". Sin embargo, y en la línea marcada por el candidato socialista a las generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, Mendia advirtió de que el movimiento en el entorno de ETA, por positivo que sea, no obliga a nada al Estado, en contra de lo que opina la izquierda abertzale.

Tras afirmar que "mientras siga existiendo ETA la pelota seguirá en su tejado", Mendia avaló la apuesta de Rubalcaba por la reinserción individual de los presos, que les negaría el carácter político que éstos reivindican mediante la petición de una amnistía. "No creo que la política penitenciaria sea un ingrediente fundamental, no parece que hayan necesitado cambios para dar los pasos que han dado hasta ahora", aseguró.

Así pues, el Ejecutivo de Patxi López respalda renglón por renglón la estrategia del PSOE en torno a los movimientos en el entorno de ETA, una estrategia que pasa por dar por hecho el fin del terrorismo mientras se insiste en que la paz será fruto de la presión policial y se mantiene una postura de inmovilismo con respecto a los reclusos, el gran problema para la banda en su progresiva autoliquidación.

En esa línea se expresaban ayer los primeros espadas del PSOE. Si el candidato Rubalcaba, según Efe, aseguraba tener "conocimiento y razones suficientes" para afirmar "con rotundidad" que "estamos más cerca que nunca" del fin de ETA, el ministro del Interior, Antonio Camacho, calificaba como un "paso hacia la paz" el comunicado de los presos, "fruto de la estrategia y el trabajo del Ministerio del Interior, la Policía y la Guardia Civil". Tras recordar los "cientos y cientos de detenidos y la desarticulación de sus aparatos", el sucesor de Rubalcaba rechazaba que el paso al frente del EPPK haya abortado la política de arrepentimientos individuales impulsada por el Gobierno desde la prisión de Nanclares de la Oca.

blanco, de campaña Más extenso en sus explicaciones fue el ministro portavoz del Gobierno, José Blanco, quien no disimuló lo más mínimo en su intento de sacar réditos electorales a la reactivación del proceso de paz. Según Europa Press, Blanco calificó el comunicado del EPPK de "paso decisivo" y tildó de "mezquino" el intento que a su juicio se está produciendo de restar importancia al mismo. "Alfredo Pérez Rubalcaba fue capaz de enfrentarse con determinación y con éxito al primer problema de nuestro país -el terrorismo- y espero que también sea capaz de enfrentarse al paro como presidente del Gobierno", dijo el ministro, entre otras muchas loas a la política antiterrorista del candidato socialista.

El ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, fue mucho más escueto al respecto. El político vasco dijo no esperar "nada" de ETA y afirmó que el comunicado, aunque "inédito", no es "un indicio de que vaya a producirse a corto plazo" la disolución de ETA. Quizás buscaba, con su celo, evitar equivocaciones como la del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, que llevado por la inercia, no lograba ver el lunes nada positivo en el comunicado y que quedó en evidencia después de que Zapatero expresara solemnemente que el movimiento de los presos le reafirma en su "convicción" de que el final está cerca.

Ayer, mal que bien, el fiscal ratificó sus declaraciones mientras aseguraba compartir el criterio del Gobierno. "A mí lo único que me corresponde es que desde la cárcel no nos pongan ninguna condición", afirmó el fiscal, de cuyas valoraciones se desmarcó el Gobierno Vasco. "No vamos en la misma línea", dijo Mendia, mientras que el delegado del Gobierno en Euskadi, Mikel Cabieces, aseguró que las manifestaciones de Conde-Pumpido y del presidente "no son contradictorias".

La precipitada reacción del fiscal general al gesto del EPPK y sus posteriores aclaraciones tuvieron repercusión en las filas populares, cuya portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, afirmó que la "rectificación" demuestra que actúa "como un miembro del Gobierno". Por su parte, el coordinador de Justicia y Libertades Públicas del PP, Federico Trillo, aseguró que la petición de amnistía por parte de los presos es un "escarnio propiciado durante estos años". Trillo, eso sí, aseguró en Onda Cero que el PSOE ha sido "leal" a los populares en materia antiterrorista.