vitoria. El fin definitivo de ETA sería un poderoso as en la manga de un candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, que se presenta para perder ante Rajoy con la mayor honra posible. Sin embargo, también puede ser un arma de doble filo frente a un PP que vende la idea de ser el único partido del Estado legitimado para dar pasos ante ETA, y que de momento no va a dar ninguno. Por ello el cántabro ha optado por no variar demasiado su línea argumental tras la rúbrica por parte de los presos del Acuerdo de Gernika y, aunque en esta precampaña ya se ha cobrado públicamente sus méritos en el debilitamiento de la organización, no hablará de nada que suene a medida de gracia, y menos antes del 20-N.
Ayer, en una entrevista concedida a Canal Sur, Pérez Rubalcaba aseguró que no habrá salidas colectivas para los presos porque la Constitución, ese mito derrumbado en una semana de agosto por imperativo de los mercados, no lo permite. El PSOE se ha agarrado a la petición de amnistía, que en Gernika figura como el fin de un largo proceso, para mantener su discurso inmovilista, al igual que el EPPK pone el acento en ese punto para hacer la firma más digerible entre los reacios a pedir el fin de la violencia, y en esa línea se movía ayer Rubalcaba. "Los presos de ETA están pidiendo algo que no existe y que no va a existir", recalcó el candidato, quien aseguró que la única oportunidad que tienen los presos para mejorar su situación es individual, y que pasa por la petición de perdón y su conversión en reclusos comunes. Eso conlleva, en todo caso, que "en última instancia, cuando sea y como sea, se les aplicarán" a los miembros de ETA las mismas medidas que "al resto de los presos de España".
Teniendo en cuenta que los reclusos comunes pueden salir cuando cumplen las tres cuartas partes de su condena, no están sometidos a la dispersión y son excarcelados si sufren una enfermedad grave -al menos eso dice el Código Penal-, Rubalcaba asume con sus palabras la mayor parte de las reivindicaciones del EPPK si el proceso no descarrila, aunque rechace la amnistía como resultado final de ese recorrido.
Además, el candidato socialista aseguró sentirse "prudentemente satisfecho" con el comunicado y afirmó que lo sustantivo de la rúbrica es que los presos "le dicen a ETA que la violencia no lleva a ningún sitio", y en ese sentido la situación es "inédita".
José Luis Rodríguez Zapatero coincide plenamente con ese análisis del candidato, sin más medias tintas que la lógica prudencia de quien vio su crédito en esta materia fulminado por la bomba de la T-4, que explosionó horas después de que augurara un futuro inmediato sin violencia.
Libre ya de toda atadura más allá de no estropearle la campaña a Rubalcaba, el presidente trataba ayer de evitar la euforia, tras convocar oficialmente las elecciones. "Es un paso significativo hacia el final de la violencia; con toda la prudencia que esta materia exige, estamos acercándonos sin duda a ese momento", al final de la que ha sido "la principal preocupación y lo que más ha hecho sufrir a los españoles", dijo Zapatero, quien tiene "la convicción de que el final está cerca".
Pese al poco disimulado optimismo de Zapatero y al más contenido de Rubalcaba, ayer el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, obviaba todo lo que supone Gernika -reparación a las víctimas, petición del cese total a ETA- que no tuviera que ver con esa petición de amnistía. "Me parece una vergüenza, sinceramente", dijo el fiscal, que consideró "intolerable" la totalidad del comunicado los presos.
irrelevante para el pp Mientras, en el PP se mira con recelo todo movimiento que provenga de Euskadi, ya que no puede sino perjudicar a los conservadores y desviar la atención de los españoles del desastre económico en el que está sumido el país, y del que prometen sacarlo a cambio de sus votos. Ayer el presidente popular, Mariano Rajoy, aseguró que nada ha cambiado. "Lo relevante, lo importante, lo noticiable y lo que va a merecer un comentario por mi parte, y Dios quiera que sea pronto, es que ETA anuncia su disolución como banda terrorista", afirmó.