vitoria. La normalización política, el futuro de ETA y la situación de los presos se convirtieron ayer en los ejes básicos de la habitual celebración de la festividad de San Ignacio, patrón de Gipuzkoa, en Azpeitia, que, una vez más, volvió a convertirse en un termómetro de la actividad política vasca con un acto institucional y otro eclesiástico.
En la Basílica de San Ignacio de Loiola, a la que no entraron los representantes de Bildu, el obispo de Donostia, José Ignacio Munilla, pidió la disolución de ETA y aseguró que el primer paso debe ser "un auténtico arrepentimiento". El diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, por su parte, departió con los miembros de Etxerat que se concentraron a las puertas de la Basílica y reclamó la derogación de la doctrina Parot, el final de la dispersión y la legalización de Sortu.
Y todo ello dos días después del quincuagésimo segundo aniversario del nacimiento de ETA, una fecha, el 31 de julio, en la que, y pese a las numerosas especulaciones, la organización armada mantuvo su silencio sin anunciar sus intenciones de futuro inmediato.
Como es habitual, en el exterior de la Basílica se concentraron miembros de Etxerat, que solicitaron un "giro de 360 grados" en la actual política penitenciaria, que, en opinión de este colectivo de familiares y allegados de presos de ETA, "vulnera derechos y choca con los deseos de la sociedad vasca".
Los concentrados recibieron con aplausos a los cargos de Bildu, encabezados por Martin Garitano, quien hizo suyas las reivindicaciones expuestas por los miembros de Etxerat. "La sociedad vasca está viviendo un tiempo nuevo, pero todavía existe mucho sufrimiento. Aquí están familiares de presos políticos vascos y estamos viendo cuál es la situación que atraviesa", aseguró.
El diputado general de Gipuzkoa expuso las demandas de Bildu en cuanto a la política penitenciaria del Gobierno español. "Pedimos la inmediata derogación de la doctrina Parot, que es la cadena perpetua, el fin de la dispersión, la puesta en libertad de los presos que estén enfermos y de aquéllos que estén en condiciones de alcanzar la libertad condicional. En este nuevo tiempo político sigue habiendo un sector político ilegalizado", manifestó.
Al término de la misa, la consejera de Educación, Isabel Celaá, que ostento la representación del Gobierno Vasco, reconocía que realizar la comitiva con un diputado general de Bildu supone un paso hacia la normalización política y social, pero aseguró que falta el paso esencial, "que es la desaparición de ETA". La consejera reclamó a Bildu que "hable claro y fuerte" pidiendo a ETA su desaparición porque "las palabras son importantes" e insistió en que la izquierda abertzale sabe bien qué tiene que hacer.
Las declaraciones de Martin Garitano en favor de los derechos de los presos tuvieron una rápida respuesta por parte del subdelegado del Gobierno español en el País Vasco, Mikel Cabieces, quien lamentó que el diputado general de Gipuzkoa "se preocupe más de los verdugos y no de las víctimas del terrorismo".
Desde el PP, por su parte, reclamaron que el Gobierno, la Fiscalía y la Abogacía del Estado tomen buena nota de las actitudes de los representantes de Bildu.