Bilbao.zapatero ha adelantado el reloj electoral. Las manecillas avanzan a paso inexorable, y se erigen imponentes e inflexibles ante todo aquel que pueda quedarse fuera de juego. El tiempo se acaba. La estancia del socialista en Moncloa finalizará en cuatro meses, y el PP ha reservado la habitación principal para Mariano Rajoy, que cuenta con el pase VIP de las prospecciones de los sondeos, y que no acepta visitas de Bildu. Ni de ETA. El PNV alertó ante la posibilidad de un adelanto electoral y pidió a la organización que decretara su disolución -sin la cual el PSOE no daría paso alguno en materia penitenciaria- si deseaba abrir la puerta a un proceso de resolución antes de que los populares pudieran hacerse con las riendas y cumplir su promesa de impugnar todos los gobiernos de Bildu. Fuentes consultadas por este medio avisaron de que Zapatero podría apostar por una convocatoria prematura en caso de perder su esperanza en un eventual proceso. El socialista lo negó aunque, en cualquier caso, su anuncio aumenta la presión sobre ETA y complica el escenario. Para que Madrid se mojara, habría de decretar de manera inminente su cese.
Ayer se cumplieron 52 años desde que certificara su nacimiento el 31 de julio de 1959 y la organización armada se topa con el buzón repleto de unas exigencias que no pudo colmar su reciente pronunciamiento de mediados de mes. No habló de cese definitivo. Pocos esperaban que lo hiciera. Tras haber arrojado un balance de más de 900 muertos en atentados, así como cerca de 200 bajas entre sus propias filas -al manejar explosivos, en tiroteos o a cuenta de las acciones de los GAL-, y después de haber asistido a cinco procesos de negociación, encara un aniversario presidido por su inactividad. Lo hace dos años después de que cometiera su último atentado premeditado con víctimas -que acabó el 30 de julio de 2009 con las vidas de los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá-, y 16 meses después de que el gendarme Jean-Serge Nérin muriera en un tiroteo fortuito.
El PNV ha apostado por que los activistas den el paso el mismo día de su aniversario, aunque en distintos foros parece asumido que se limitarán a pasar a un segundo plano. No se espera un pronunciamiento de disolución a corto o medio plazo, y lo menos descabellado pasa, de esa forma, por augurar que permanecerá en silencio. Echará la persiana, pero dejando la luz encendida. Una posibilidad, la de permanecer en la retaguardia, que pudo haber dejado caer en su pronunciamiento del 10 de enero, cuando decretó su alto el fuego permanente, general y verificable, pero recordando que "no cejará en su esfuerzo y lucha por impulsar y llevar a término el proceso democrático". Así, el adelanto podría ser interpretado como una constatación de la negativa de los activistas, o como un acicate para que terminen de mover ficha. No obstante, Zapatero ha desvinculado su decisión de cualquier paso de ETA.
encasquillados Desde el comunicado de enero, la música de la paz y la normalización parece haber enmudecido. Al igual que en el juego de las estatuas, los actores se han detenido. Pero, a diferencia del pasatiempo, no perderá quien antes se mueva. La ausencia de movimientos por ambas partes podría conducir a que la sociedad vasca pierda en su conjunto el tren de la pacificación. El 5 de septiembre del pasado año, ETA había decretado el fin de sus acciones armadas ofensivas, para apostar cuatro meses después por un alto el fuego permanente de carácter general que también contemplaría el fin del cobro del impuesto revolucionario, corroborado más tarde por los propios empresarios.
Los pasos se sucedían y renacía una esperanza que ya presidió los dos últimos procesos. El Acuerdo de Lizarra de 1998 y la tregua de 439 días se convirtieron en papel mojado tras las negociaciones fallidas entre el PP y la organización en Zurich, y tras el retorno a las armas. En cuanto a las conversaciones de Loiola de 2006, el atentado del 30 de diciembre contra el aeropuerto de Barajas dinamitó la posibilidad de entendimiento.
La convocatoria electoral, aunque dificulta los avances, no conduciría necesariamente a descartar un eventual proceso, sino que un movimiento en los próximos días podría abrir la puerta a que el socialismo decidiera agregar la pacificación a su lista de tareas por hacer hasta finales de septiembre, en la que figuran las reformas económicas. Un proceder que podría obrar como revulsivo de la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba, con unos votantes que apoyarían al partido para que culminara el proceso tras las elecciones del 20 de noviembre. "Es ETA la que tiene en sus manos la posibilidad de que cualquier cambio electoral que puede producirse en el futuro, sea ahora o en los próximos años, no tenga que influir para nada en la situación de violencia que hemos venido padeciendo", zanjaba el jueves el diputado del PNV Josu Erkoreka.
Además, la batalla entre Rubalcaba y Rajoy podría presentarse ajustada. El último Barómetro del CIS recorta la diferencia en 3,3 puntos, y la remontada del PSOE aleja la posibilidad de que uno u otro partido se hagan con la mayoría absoluta, de modo que deberán contar con los llamados nacionalismos periféricos para garantizar su gobernabilidad -así se entendería el acercamiento del PP a CiU-. El PNV ha dejado claro que la paz y la normalización son tareas irrenunciables, por lo que Rajoy podría verse obligado a resituarse y a flexibilizar su discurso, máxime cuando Bildu podría lograr 7 escaños y grupo en el Congreso si repite el resultado del 22-M. El presidente del EBB Iñigo Urkullu dejaba caer el jueves esa posibilidad al llamar la atención sobre la connivencia del PP de la CAV y la coalición abertzale a la hora de paralizar el Bai Center.
Pero la postura del PP, a día de hoy, pasa por vetar cualquier proceso, además de que la remontada del socialismo se presenta más que virtual: el sondeo del CIS se produjo antes de que el caso Faisán alumbrara otro impulso judicial, y antes de que Francisco Camps, en mesiánica despedida, dimitiera como president de la Generalitat valenciana para minimizar el desgaste de Rajoy por el caso de los trajes.
En distintos foros se da por hecho que ETA no anunciará su fin a corto o medio plazo
La remontada del PSOE en los sondeos podría obligar al PP a tomar posturas más flexibles