Bilbao. La sombra del adelanto electoral persigue al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero incluso en sus visitas oficiales al extranjero. Ayer, el mandatario socialista negó desde Londres -donde mantuvo una reunión con el primer ministro británico, James Cameron- que esté esperando a que ETA dé el paso de anunciar su cese definitivo para decidir si agota la legislatura o adelanta unos comicios en los que el fin de la violencia puede ser la única baza que impida el descalabro del PSOE. Aunque, tal y como adelantó este periódico en su edición del domingo, en ámbitos socialistas se contempla la posibilidad de que si la organización armada no se pronuncia en las próximas semanas, a finales de agosto podría producirse el adelanto electoral, Zapatero lo consideró una cuestión de "ciencia ficción". Sus palabras exactas a este respecto fueron: "En lo que afecta a las situaciones y al futuro de la lucha antiterrorista, tengo las ideas muy claras y la convicción de cómo llevarlas adelante. Lo otro -en referencia al comunicado- me parece pura ciencia ficción".
Ficción o no, lo cierto es que la solución al problema de ETA puede ser el último asidero al que pueda aferrarse el PSOE para tratar de minimizar la previsible victoria del PP en las próximas generales. Las duras reformas que el Gabinete socialista ha vendido como la fórmula para poner freno a la crisis económica no podrán ofrecer resultados visibles suficientes en un plazo de tiempo tan exiguo como los ocho meses que restan de legislatura, ni -en su caso- en los cuatro meses que quedarían de gobierno en el supuesto de que se produjera el adelanto electoral. Sí podría empezar a fructificar, en cambio, un nuevo proceso de paz que propiciara un mejor posicionamiento político del PSOE de cara a una cita electoral, como ya ha ocurrido en el pasado.
El tiempo ha sido una cuestión clave. Es lo que el PNV ofreció a Zapatero cuando acordó dar luz verde a los Presupuestos Generales del Estado el año pasado: tiempo para poder abrir una nueva etapa, alentada también por los pasos dados hasta ahora por la izquierda abertzale oficial -su compromiso con las vías exclusivamente políticas-. Un lapso que no ha tenido hasta el momento el resultado esperado por parte de los jeltzales y del Ejecutivo español, que no era otro que la manifestación pública por parte de la organización armada de su intención de abandonar definitivamente la violencia.
Preocupación Los plazos se van agotando. Y la preocupación va cundiendo entre quienes habían puesto sus esperanzas en el nuevo tiempo abierto. La falta de un compromiso claro y definitivo por parte de ETA -su último comunicado del 12 de julio dejó frío a todo el espectro político- está haciendo mella en esas esperanzas. "Están jugando con el tiempo. Y el tiempo no es infinito. Lo peor es que lo saben. Son conscientes de la situación y son conscientes de que no dar un paso definitivo en este momento pone en riesgo de forma clara el proceso de paz", advierten desde la formación jeltzale.
Una inquietud que parecen compartir en la izquierda abertzale tradicional, que también vería frustradas sus expectativas si el PP llega al poder en Estado, dada la beligerancia con la que los populares han recriminado su vuelta a las instituciones. Quizá por eso, habría remitido una carta al Gabinete Zapatero hace unos pocos meses para poner sobre la mesa su compromiso con la paz, pese a que ayer mismo la portavoz de Bildu Lorena López de Lacalle, rechazara "especular con fechas" acerca de cuándo se producirá el final de ETA, porque "lo importante es la labor que ya se ha hecho".
Sea como fuere, el envío de la carta, que podría interpretarse como un intento de mantener viva la paciencia del Ejecutivo socialista a la espera de que la organización armada tome la decisión que se le demanda, no parece haber tenido eco en Zapatero, que no estaría por la labor de dar más pasos hasta que no haya un pronunciamiento claro por parte de ETA. Más al contrario. Aunque ayer el presidente español negara encontrarse a la espera de un comunicado que anunciara el cese de la actividad de la organización armada para tomar una decisión sobre si agotará o no la legislatura, todo apunta a que si el pronunciamiento no se produce en las próximas semanas, el anuncio del adelanto electoral se producirá a finales del mes de agosto. Por ahí podría venir la urgencia del llamamiento del presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV, Iñigo Urkullu, para que ETA emita su comunicado de cierre definitivo el próximo 31 de julio, ya que a nadie se le escapa que el líder jeltzale mantiene una interlocución fluida con el presidente español y conoce de las intenciones y objetivos que este último se marca en las cuestiones antiterroristas.