pamplona. En poco más de un mes, Roberto Jiménez ha pasado de sufrir "el mayor batacazo electoral" de la historia del socialismo navarro a ser vicepresidente del Ejecutivo foral. A pesar de que todos los partidos que a partir de ahora conformarán la oposición en el Parlamento foral advirtieron desde antes ya de la campaña de que el pacto PSN-UPN era más que previsible, Jiménez niega categóricamente a preguntas de este diario que el acuerdo para gobernar con la derecha regionalista estuviera avanzado de antemano.

A Roberto Jiménez se le ve cómodo coliderando el inédito gobierno de coalición con UPN. Augura "dificultades" de entendimiento entre dos partidos "distintos", pero está convencido de que se superarán porque ambas formaciones tienen claros los objetivos de la legislatura: "Crecimiento económico, creación de empleo y mantenimiento de las políticas sociales".

Según admite, éste no es el Gobierno que le hubiera gustado conformar, pero, según alega, "no había otra alternativa mejor que ésta". "He de confesar que nuestras expectativas eran otras aquí y en el conjunto de España. Hemos sufrido el mayor batacazo electoral. Pero también dije en campaña que no iba a hacer uso de los votos de Bildu, y la alternativa a este Gobierno era contar con Bildu. Y en el poco tiempo que ha pasado los hechos nos dan la razón, porque Bildu no ofrece garantías para dar estabilidad al Gobierno en una comprometida situación económica", se defiende, aunque promete mostrarse dispuesto a entenderse con la oposición desde dentro del Gobierno.