madrid. La tercera sesión del juicio contra Arnaldo Otegi y otros sietes dirigentes de la izquierda abertzale acusados de refundar Batasuna no dio mucho de si, aunque sirvió para evidenciar la endeblez de alguna de las pruebas que posee el Ministerio Público para relacionar a los encausados con los planes de ETA. Varios agentes encargados de seguir al exportavoz de la izquierda ilegalizada detallaron cómo Otegi tomó medidas de distracción y seguridad para desplazarse a Iparralde en 2009 e incluso, según indicaron, se saltó en el viaje el límite de velocidad.
Otegi cruzó la muga en dos ocasiones -a pesar de que lo tenía prohibido- para reunirse con dirigentes de ETA, entre ellos Jokin Etxebarria, antiguo responsable del aparato político. Uno de los agentes confirmó que Otegi se citó con Etxeberria -extremo que fue confirmado por el propio dirigente abertzale durante su declaración- y concretó que los desplazamientos estuvieron acompañados de una conducción anormal. "Hacían paradas innecesarias, giraron en una rotonda para coger el mismo sentido, llevaban una velocidad anormal, una actitud vigilante", subrayó el agente, que también indicó que se saltaron en varias ocasiones el límite de velocidad y utilizaron vías poco habituales. El testigo agregó que en su opinión "cuando una persona va a un sitio normal no hace este tipo de conducción". "No hacían más que mirar por los espejos", añadió.
"Juicio político" La abogada Jone Goirizelaia, por su parte, aseguró ayer que las declaraciones de los acusados están permitiendo "desmontar" la tesis de la Fiscalía y, por ello, se demuestra que este es un "juicio político". En una entrevista en Radio Euskadi, la letrada consideró que quedará demostrado que la acumulación de fuerzas soberanistas no responde a instrucciones de la organización armada ETA, sino que es fruto del debate que se ha producido en la izquierda aber-tzale tradicional.