Vitoria. Murmullos, aspavientos, llamadas de atención del presidente del Congreso, José Bono, e incluso guerra de aplausos fueron protagonistas del duelo entre el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, el último que ambos protagonizan en un Debate sobre el estado de la Nación tras el anuncio de Zapatero de no volver a ser candidato. La mujer del presidente, Sonsoles Espinosa, y su padre quisieron acompañar al jefe del Gobierno en esta especie de despedida política, en la que no faltaron ni la presidenta ni el alcalde de Madrid, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, respectivamente, aunque la primera estuvo más atenta a su móvil, desde el que se dedicó a tuitear que a la sesión.

El enfrentamiento político fue de menos a más, ya que la primera intervención del presidente estuvo caracterizada por un tono casi nostálgico y poco enérgico, en el que apabulló con cifras que no llegaban a calar, sin embargo, Zapatero se vino arriba en la segunda parte del debate, cuando le llegó el turno de contestar al líder de la oposición. La intervención inicial de Rajoy, más vibrante y populista de lo acostumbrado emocionó sobremanera a la bancada popular, volcada en aplausos hacia su líder. Pero también su palabras hicieron que los socialistas apoyaran a Zapatero en una bronca réplica que obligó a Bono a rogar silencio a sus señorías. Llamadas de atención éstas que fueron continuas a lo largo de las casi dos horas de cara a cara que Zapatero y Rajoy mantuvieron en el hemiciclo.

Bono llegó incluso a tener que pedir a un ex secretario de Estado, el diputado castellano-manchego Fernando Moraleda, y al director de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, así como al diputado popular Rafael Hernando, que se contuvieran en sus expresiones. "¡Vaya hombre de Estado!" fue una de las frases que se escucharon a Moraleda. No obstante, el encendido duelo que protagonizaron Zapatero y Rajoy al inicio del debate fue bajando de nivel a medida que avanzaba, hasta el punto en que ambos llegaron incluso a desearse lo mejor en sus respectivas facetas familiares y personales, no así en las políticas.

Durante su rifirrafe, Zapatero y Rajoy también lograron arrancar las risas del auditorio con frases como "usted es como el perro del hortelano: ni apoya ni propone nada" que le dirigió el presidente al dirigente popular o el "le veo a usted de los nervios y lo entiendo" que le soltó el jefe de la oposición, entre otras.

También la sesión estuvo salpicada anécdotas, entre la que destacó la que inició Rajoy cuando le reprochó a Zapatero que los insultos que le había dirigido los llevaba "escritos a máquina". Una frase que Zapatero replicó con un "en todo caso a ordenador", lo que arrancó las sonrisas de los asistentes. En el encendido pleno, en el que tan sólo se pudo escuchar con claridad un "está loco" que alguien del PP dirigió a Zapatero cuando éste se refería a su política de becas, también hubo aspavientos por parte de uno y otro bando, sobre todo por parte de los populares cuando el presidente reponía cada una de las cifras de Rajoy sobre economía. Momentos éstos en los que en las filas del PP volaban los papeles de los diputados hacia la portavoz del grupo, Soraya Sáenz de Santamaría, para que ésta a su vez se las hiciera llegar a Rajoy con el fin de rebatir al presidente.

A diferencia de lo ocurrido por la mañana, cuando el vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, se quedó sentando al lado de Zapatero tras su primera intervención, por la tarde sí secundó los pasos de sus compañeros y se puso en pie para aplaudir al presidente en todas las ovaciones.