Madrid. El PP está volcado, tras su incontestable victoria del 22-M, en forzar un adelanto electoral en las generales, aunque para ello, en vez de buscar los apoyos necesarios para sacar adelante una moción de censura, recurren de nuevo a pedir al Gobierno que se someta a una cuestión de confianza. En realidad se trata de un brindis al sol, como ya antes había hecho Rajoy (en junio de 2010) ya que los populares saben que, hoy por hoy, el PSOE tiene amarrados los apoyos suficientes (a través de PNV y CC) para mantenerse en el poder el año de legislatura que aún le queda a Zapatero. Y es que es pronto para que desde Génova traten de explotar en serio esas vías con todas las posibilidades de pactos autonómicos abiertas y los socialistas volcados en las negociaciones para atar, tras la debacle, lo que puedan (Extremadura y Aragón, principalmente). Por tanto, la respuesta desde el PSOE ha sido la previsible y la ya utilizada en anteriores ocasiones: si los populares están tan seguros de que el Gobierno debe dimitir, que asuman la responsabilidad de proponer en el Congreso una moción de censura contra el gabinete.
Cámara baja La Cámara Baja fue el escenario de este nuevo capítulo de esperpento político y sus protagonistas, que se ajustaron al dedillo a un guión ya conocido, los portavoces parlamentarios de ambos grupos. El desafío inicial partió de la representante del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, quien instó a Zapatero a demostrar con una cuestión de confianza que, tras la cita electoral del 22-M, tiene los apoyos necesarios para seguir gobernando. "Dado que no tiene la confianza ciudadana, sería el momento para que el PSOE muestre si tiene los apoyos para seguir gobernando con estabiliad", recalcaba.
La contestación socialista llegó poco después en boca de José Antonio Alonso, quien rechazó, como era previsible, la petición del PP y, a su vez, le lanzó el reto: "Si quiere acabar con el Gobierno, que presente una moción de censura". "A ver quién en la Cámara -aparte de los diputados del PP- va a votar a Rajoy", se preguntó Alonso, quien volvió a asegurar que los socialistas cuentan con el apoyo parlamentario suficiente "como para seguir con la tarea parlamentaria pendiente y para que haya estabilidad en el Congreso".
Significativo es que Alonso se mostrara tan convencido teniendo en cuenta que, aparentemente, la postura del PNV ha virado y ahora se muestra más laxa en su apoyo a Zapatero. Íñigo Urkullu, líder de los jeltzales, decía ayer que su partido no tiene alianzas "que le comprometan a mantener al Ejecutivo de Zapatero", por lo que instó al presidente a reflexionar sobre cómo va a terminar la legislatura.
Sin embargo eso es una cosa y otra muy distinta es que los nacionalistas vascos vayan a apoyar a Rajoy como presidente. Y es que una moción de censura puede ser propuesta por la décima parte de los diputados y obliga a presentar un candidato alternativo a la Presidencia del Gobierno.
Auditorías Otro cantar es la amenaza del PP de que hará auditorías internas de las administraciones autonómicas y de la mayoría de las municipales que herede del PSOE para disipar las sospechas sobre la situación real de las finanzas. Esta si es un peligro real pero no para la estabilidad del Gobierno socialista, sino para la estabilidad económica del sistema productivo español que podría ser atacado de nuevo por los especuladores si sale a flote déficit oculto en las comunidades.