Vitoria. La Junta Electoral provincial celebrará mañana el recuento oficial de los resultados recogidos en las urnas forales, una última ocasión para que varíen los datos ofrecidos tras el escrutinio completado en la madrugada de ayer. Así lo espera, al menos, el PNV, cuyo interventor en Ribera Baja dejó constancia en las actas de la noche electoral de presuntas irregularidades que podrían reportar a la siglas jeltzales su decimocuarto procurador, igualando así el registro de hace cuatro años en detrimento del PSE.

El meollo de la cuestión reside en la posibilidad que los extranjeros ajenos a la Unión Europea y residentes en el Estado tienen para ejercer su derecho al voto, una opción que se circunscribe a los ciudadanos procedentes de países conveniados con España. Como consecuencia de este acuerdo, estos inmigrantes tienen la opción de participar en los comicios municipales, pero no en las elecciones forales que permiten la designación de los representantes en las Juntas Generales y, por ende, del diputado general de Álava.

El análisis de esta situación por parte de la Junta Electoral provincial, así como cualquier otra presunta irregularidad que puedan constatar en las actas de cada mesa podría alterar la asignación de junteros explicitada por el Ministerio del Interior en la noche electoral.

Un repaso a lo acontecido en comicios previos muestra que la incidencia de estos casos en la distribución de escaños ha sido mínima en la historia democrática alavesa, aunque en esta ocasión el estrecho margen que separa a socialistas y jeltzales en la obtención de su último juntero -en el caso de la plancha encabezada por Txarli Prieto supone la consecución de su noveno representante- permite a la formación nacionalista albergar esperanzas.

La suma de 21 votos más para el PNV o la resta de siete del zurrón socialista provocaría el traslado del escaño en cuestión, lo que refleja la situación tan ajustada que mantienen ambas siglas en esta pugna.

Resultados estancados Este hipotético escenario, con 14 escaños para el PNV y ocho para el PSE, era el que mostraba la web electoral de Interior con el 99,3% de los votos escrutados. Durante más de media hora, el recuento electoral que ofreció la red se detuvo en este porcentaje hasta que, cuando faltaban quince minutos para la una de la madrugada, la página ministerial alcanzó el 100% del escrutinio con el vuelco en el último procurador.

A efectos prácticos en las negociaciones postelectorales, un nuevo juntero en la bancada jeltzale o la eliminación de uno de los nueve procurados del PSE no variaría el margen de maniobra de ambos partidos en relación con los hipotéticos compañeros de viaje.

Dicho de otro modo, el PNV seguiría necesitando el apoyo de otros dos grupos para relegar al popular Javier de Andrés, el candidato más votado, a la oposición, siempre que el compañero de viaje de Xabier Agirre y los suyos no sea la formación socialista. Así las cosas, la suma de los once junteros cosechados por la coalición Bildu y los dos de Ezker Batua lograría la mayoría absoluta en el Parlamento alavés y se antoja como la vía más factible para que Agirre reedite su condición de diputado general.

En el otro extremo, la reclamación de los apoyos prestados por el PP a Patxi López para alcanzar la Lehendakaritza en ningún caso lograría franquear la barrera de los 26 procuradores que superan la mitad de la Cámara. En el mejor de los casos para estos partidos, con los resultados actuales sobre la mesa, la suma de populares y socialistas se limitaría a 25 junteros.