Vitoria. Se barruntan de nuevo tiempos de acuerdo y pacto en la Comunidad Foral Navarra, nada nuevo, por otro lado, para sus ciudadanos. Los resultados obtenidos ayer, donde se registró un abstención del 33%, vuelven a ofrecer una realidad política extraordinariamente fragmentada, con un mapa más amplio y un abanico de posibilidades enorme para gobernar. En ese sentido, en una comunidad poco acostumbrada a las mayorías absolutas, el fenómeno se asemeja al de Álava, donde también ayer los resultados ofrecen un escenario incierto que exigirá calculados acuerdos.

El llamado efecto Bildu y la irrupción del PP en solitario, que se estrenaba por primera vez en Navarra sin el influjo de Unión del Pueblo Navarro (UPN), ponían a prueba la fortaleza de esta formación ante el reto de la oposición de cambiar el color del Parlamento autonómico y del Ayuntamiento de la capital. Pero nada de eso ocurrió. Y UPN volvió a ser la fuerza más votada en ambas instituciones. Enrique Maya y Yolanda Barcina regirán previsiblemente el futuro de la Comunidad en los próximos cuatro años, aunque está todavía por ver con quién. Esa tarea comenzará a fraguarse a partir de hoy.

LA irrupción de bildu En el Ayuntamiento volvió a repetirse la historia y ganó UPN, como viene ocurriendo desde hace doce años, recordó Maya, que obtuvo 11 concejales, dos menos que en las elecciones de 2007. El resto de fuerzas más votadas fueron Nafarroa Bai (7 concejales), PSE, Bildu y PP (con tres) e Izquierda Ezkerra (1). La irrupción de Bildu, encabezado en el consistorio por Eva Aranguren, le convierte en la tercera fuerza municipal al sumar el 11,64% de los votos (36.964) y lograr un total 184 concejales. Obtuvo además la mayoría absoluta en 14 ayuntamientos como Leitza, Araitz, Arantza, Bakaiku, Basaburua, Goizueta, Sunbilla o Etxarri-Aranatz. Hace cuatro años, en Navarra, ANV logró nueve alcaldías y sumó un total de 94 concejales, con un total de 20.690 votos, es decir, un 6,18 por ciento.

Parlamento Foral Por su parte, poco o nada cambiaron las cosas en el Gobierno foral, donde la formación de Yolanda Barcina -sustituta de Miguel Sanz, que tras 15 años de carrera decidió no presentarse- volvió a ser la fuerza más votada con 19 parlamentarios a pesar de perder tres. Así y todo, el triunfo le obligará a pactar, como ya ocurriera en los comicios de 2007, donde el PSN permitió a UPN configurar una mayoría estable para poder gobernar. La lógica política más clara sería un acercamiento a su socio natural, el PSN, que ayer obtuvo nueve parlamentarios (tres menos que en 2007) o incluso al PP, que sumó cuatro en su debú en solitario. Poco o nada probable sería un acuerdo con el resto de fuerzas de la órbita nacionalista como NaBai, que registró ocho parlamentarios cuatro menos que en 2007, cuando acudió de la mano de EA y Batzarre-, la emergente Bildu (siete) o Izquierda-Ezkerra (tres).