Vitoria. Antxon Belakortu suele hablar claro y ayer el concejal de EA en Vitoria, y número dos en la candidatura gasteiztarra de Bildu, no renunció a esta seña de identidad para valorar el auto del Supremo.

¿Sorprendido por la decisión del Tribunal Supremo?

Pensaba que no iba a ser así, creo que al igual que mucha gente. Toda la acusación que tenían contra nosotros era que somos un instrumento de ETA y todos los que sabemos de qué va Bildu y Eusko Alkartasuna sabemos que no es así. Ha quedado claro que lo que es un instrumento en manos del poder es el Tribunal Supremo, ha sido como un pequeño parlamento donde el PP, el PSOE y los demás han tenido su propio debate. No tienen ni idea de Euskal Herria y son la voz de sus amos. Me recuerdan a los muñecos de José Luis Moreno, con Trillo metiéndoles la mano por detrás.

¿Tiene esperanzas de que el Constitucional revoque la sentencia?

No tengo esperanza en el Estado español, porque si la calidad de la democracia de un país se mide por la disidencia que es capaz de contener, en España no hay disidencia porque se la calzan. La segunda cuestión por la que se te queda mal cuerpo es porque te dicen que eres ETA, que Eusko Alkartasuna es un instrumento de ETA cuando todo el mundo que conoce a alguien de EA sabe que está a favor de los derechos humanos. EA es un partido que ha trabajado por la paz y por la independencia con métodos pacíficos civiles. Eso es Bildu, un instrumento por la paz, por la normalización política, un instrumento para conseguir la independencia.

Se han repetido las discrepancias entre los jueces del Supremo que aparecieron a la hora de pronunciarse sobre la legalidad de Sortu. ¿Qué lectura hace de esta división?

Que funciona como un parlamento: los jueces del PSOE, los jueces del PP... Y un militar. A estas alturas que en un tribunal que decide sobre política que haya un militar... Eso no es tribunal democrático, eso es una banda que se reúne para decidir sobre un país.

En el plano personal, ¿cómo le afecta este portazo judicial?

He sido inhabilitado dos veces en toda mi vida. La primera fue en los años 90 por ser insumiso; es decir, por defender que no se puede utilizar la violencia para conseguir objetivos políticos, y ahora me acaban de inhabilitar por lo contrario. La Justicia española es una farsa.