madrid. La organización no gubernamental Human Rights Watch ha denunciado que las fuerzas leales al mandatario libio, Muamar Gadafi, lanzaron bombas de racimo contra zonas civiles en el área occidental de Misrata durante los bombardeos del jueves. En un comunicado, HRW asegura que ha observado que "al menos tres bombas de racimo explotaron en el vecindario de El Shawahda en Misrata en la noche del 14 de abril".
Los investigadores de la ONG han inspeccionado los restos de las submuniciones de las bombas de racimo y han entrevistado a varios testigos de otros dos ataques con este tipo de artefactos.
Según la submunición que ha podido analizar HRW, la primera de ellas descubierta por un periodista del diario New York Times, las bombas de racimo son del modelo MAT-120 y fueron fabricadas en 2007 por la empresa española Instalaza.
Esta bomba es un proyectil de mortero de 120 milímetros que libera en el aire 21 submuniciones de alto poder explosivo. "Es terrible que Libia esté empleando este armamento, especialmente en zonas residenciales", lamentó Steve Goose, director de la División de Armas de HRW. Las bombas de racimo "suponen un enorme riesgo para los civiles, tanto durante los ataques por su naturaleza indiscriminada como después por los restos todavía peligrosos sin explotar que quedan esparcidos", subrayó. La mayoría de los países han prohibido el empleo de las bombas de racimo con la firma de la Convención contra las Bombas de Racimo, que se convirtió en una legislación internacional vinculante en agosto de 2010. "Libia debe detener el empleo de este tipo de armas inmediatamente y tomar todas las medidas para garantizar que los civiles están protegidos frente a los restos mortíferos que dejan", afirmó Goose.
ataques La Alianza Atlántica sigue a la espera de que sus socios aporten nuevos aviones para mantener el ritmo de los ataques contra el régimen libio, operaciones que aseguró ayer que continuarán hasta la caída de Gadafi. Pese a no haber obtenido aún ofertas ante su demanda de más aviones capaces de bombardear objetivos terrestres, la Alianza confía en que los países cumplan y aporten esas unidades.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo que existen "indicaciones" de que así ocurrirá "en un futuro muy cercano". "La OTAN seguirá su operación mientras haya una amenaza sobre los civiles, y es imposible pensar que esa amenaza puede desaparecer con Gadafi en el poder", dijo Rasmussen.
Por su parte, Rusia considera que esta operación militar de la OTAN en Libia está yendo mucho más allá del mandato otorgado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, según dijo ayer su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. Recordó que la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas "no autoriza ninguna acción para cambiar el régimen en Libia".