Comenzó su discurso hablando de economía y de las reformas. "Hemos podido cometer errores pero hemos dado la cara en todo momento", decía. "Nos hemos dejado la piel en la batalla contra la crisis", destacaba, insistiendo una y otra vez en que su partido culminará la legislatura. Miembros del PSOE y prensa escuchaban sus palabras con expectación. Y apenas media hora después de comenzar su intervención, José Luis Rodríguez Zapatero lanzó la frase: "No voy a ser candidato en la próximas elecciones generales". El presidente español despejada así la incógnita sobre su futuro político. Todos los escenarios eran posibles, pero en general, todo parecía apuntar a que el líder socialista iba a esperar más para hacer este anuncio.
Zapatero justificó su marcha por entender que estar en la presidencia dos legislaturas es el tiempo "más conveniente" para el PSOE, para el país, y también para su propia familia. Así, explicó que esa había sido su forma de pensar cuando tomó el cargo en 2004, y que después de estos años "peleando en primera fila", este parecer se ha convertido en "una decisión firme".
Zapatero explicó que nunca fue su intención "prolongar innecesariamente la especulación" sobre su candidatura y justificó el momen to del anuncio ya que esta incertidumbre podía suponer una distracción de tareas como consolidar la recuperación económica y las próximas elecciones de mayo.
La cuestión es que Zapatero ha dado carpetazo al interrogante. El propio presidente español reconoció en su discurso ante el Comité Federal que no es fácil acertar con respecto al momento del anunció. Ya en Navidad dejó caer que su decisión con respecto a su futuro estaba tomada, pero ha esperado para hacerla pública huyendo de una antelación poco aconsejable, esperando a la conveniencia del momento; un momento que ya no podía esperar por lo insostenible se la situación. Las presiones tanto de dentro como de fuera de su partido han sido grandes. Así que, Zapatero ha callado, ha mantenido la tensión y ha zanjado la cuestión de su futuro con un golpe efectista, para tratar, quizá, de que que sirva de revulsivo a su partido.
No obstante, este anuncio hecho un año antes de las elecciones generales, supone toda una serie de inconvenientes relacionados con la coyuntura política y económica. Y es que, ahora el Gobierno español se encuentra con un presidente interino, dispuesto según sus propias palabras a seguir gobernando en el año que le queda por delante. Ahora, las reformas que quedan pendientes, que están en trámite de consecución, quedan en manos de un presidente con fecha de caducidad.
Zapatero llega al fin de su etapa como presidente después de dos legislaturas en las que su imagen ha dado la vuelta como un calcetín. Entró con el paso firme de quien abandera las políticas sociales como base de su gestión, y sale con una imagen devaluada, como les ha pasado a todos los dirigente europeos a los que les ha tocado capitanear el barco en medio de la crisis. Su principal error ha radicado en que negó demasiado tiempo la existencia de esta crisis, lo que le llevó después a tener que tomar toda una serie de medidas tan necesarias como impopulares. No le tembló la mano a la hora de tomar esas complicadas medidas, que le han supuesto renunciar a aquellas políticas que fueron su buque insignia. El desgaste lo ha convertido en poco apto para una tercera legislatura.
aparcar el debate sucesorio Zapatero ha contentado a una buena parte de sus barones regionales que le pedían que anunciara su decisión antes de los comicios de mayo. Ayer, diferentes representantes socialistas fueron compareciendo en Ferraz ante la prensa y todos coincidieron en que ahora toca aparcar el debate sucesorio para centrar esfuerzos en las próximas elecciones del 22 de mayo. Va a ser difícil. Las quinielas sobre la identidad de los posibles candidatos va a estar latente de una manera salvaje y va a solapar el rifirrafe electoral en municipios y comunidades. A pesar de que ayer los barones socialistas dieron todos muestras de "respeto", "agradecimiento" y "apoyo" a la decisión del presidente, hubo algunas voces que no veían adecuado el momento del anuncio, como sería el caso del ex presidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra o el dirigente de UGT Manuel Fernández Lito. Otros dirigentes socialistas, como Javier Rojo, serían más favorables a que Zapatero siguiera como presidente.
Será el próximo Comité Federal, que se celebrará previsiblemente el 28 de mayo, el que marque la agenda de las primarias dentro del seno socialista para elegir a su candidato, que se celebrarían en verano.
Queda un largo año por delante en el que Zapatero tendrá que aguantar el tipo. Pero está dispuesto a ello, tal y como recalcó ayer en varias ocasiones. "No es momento de balance, sino de acción. Soy el presidente del Gobierno y secretario general del partido y voy a ejercer", remató queriendo llenar de contenido el primer día de su último año al frente del Gobierno.