vitoria. Al parecer, las bonificaciones a la contratación que el PNV incluyó como condición sine qua non para traer a Euskadi las políticas activas de empleo eran un caramelo envenenado. Según el parlamentario del PP Antón Damborenea, el Gobierno Vasco deberá abonar alrededor de 50 millones de euros este año para satisfacer esos incentivos a los empresarios vascos. Redondeó por lo alto, pues el Estado derivó a Euskadi 172 millones por este concepto para 2011 y ahora se han cuantificado las de 2009 en 208 millones, con lo que en todo caso, y en espera de actualizar la cifra, salen a pagar 36 millones. Con estos datos sobre la mesa, en el fondo mucho más sencillos de interpretar de lo que pueda parecer en un primer vistazo, el lehendakari respondió en la Cámara a Damborenea atacando a un PNV que "con toque de trompetas anunció" el ingreso de 172 millones de euros más en materia de políticas activas de empleo "gracias a su gestión". Ayer aseguró haber pedido desde el Ejecutivo Vasco que esas bonificaciones se cuantificaran en 200 millones, con lo que las cuentas le habrían salido redondas. El caso es que fueron 172 y el Gobierno Vasco fue vapuleado en otoño ante la opinión pública por quedar al margen de un traspaso muy anhelado y negociado directamente entre los jeltzales y el PSOE. En ese sentido, ayer el parlamentario socialista Óscar Rodríguez acusó al PNV de utilizar la transferencia "como mero instrumento para intentar desgastar al lehendakari".

López terminó por hacer suyo ese acuerdo, hasta el punto de defender la asunción de unas bonificaciones que meses antes había considerado tabú por entender que rompían la caja única de la Seguridad Social, argumento esgrimido también por el Gobierno central hasta que la supervivencia de Zapatero dependió de su traspaso.

Corroborada la terrible paradoja de que las bonificaciones costarán a los vascos más dinero cuanto menos paro haya, y viceversa, ayer el lehendakari se sirvió una fría ración de venganza contra los jeltzales. Pero para poder consumar su revancha tuvo que dar una vuelta de tuerca más a la posición de los socialistas en materia de políticas activas de empleo.

El lehendakari resumió con claridad la actual postura del Ejecutivo con respecto a la competencia. "Tenemos una buena transferencia, pero nuestra situación económica es peor y es verdad que es deficitaria gracias a la intermediación de algunos que sólo querían colgarse una medalla", afirmó.

No podía renegar de nuevo de esos incentivos a las empresas, pero tampoco iba ahora a reclamar como propio el mérito de la negociación. Así, el lehendakari siguió apostando por las bonificaciones pese a que este año costarán dinero, apelando a la defensa del sistema del Concierto Económico. "Es un sistema de riesgo compartido que forma parte del autogobierno y con el que hay que estar a las duras y a las maduras", afirmó. Eso sí, el coste que supondrá para las arcas vascas demuestra que "el tiempo pone a cada uno en su sitio".