MADRID. El PNV ha adelantado su negativa a apoyar la petición del PP para que el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba comparezca en el Pleno del Congreso para explicar la negociación con ETA y el 'chivatazo' policial a la banda durante la tregua de 2006. Según el nacionalista Josu Erkoreka, el ministro está siendo objeto de "una campaña de erosión en toda regla" por parte del PP.

En un artículo publicado en su página personal y recogido por Europa Press, Erkoreka admite que en las actas de la negociación atribuidas a ETA "se reflejan actitudes del Ejecutivo que permiten adivinar la existencia de una sintonía de fondo entre los interlocutores de las dos partes".

Sin embargo, cree que trata de una táctica negociadora. "En unas conversaciones de ese tipo, las partes han de buscar un suelo de confianza mutua que sólo se alcanza procurando complacer en lo formal, no provocar gratuitamente y dar la sensación de que se está trabajando denodadamente por el éxito de las conversaciones

--sostiene--. Nadie realmente interesado en alcanzar una transacción comienza los contactos con un exabrupto, un desprecio o un insulto. O se inspira a la parte contraria un mínimo de confianza o el intento está condenado al fracaso de antemano".

Al margen de esas "numerosas muestras de este feeling mínimo", el dirigente del PNV cree que "lo que los representantes del Gobierno hablaron con los delegados de ETA a lo largo de esas conversaciones, no encierra, a estas alturas, más interés que el estrictamente periodístico y/o histórico".

"Lo tiene también político, evidentemente, en la medida que permiten conocer si respetó o no los límites que le marcó el Congreso, pero creo que carece del más mínimo sentido rastrear en las actas que dan cuente de ellas, a la búsqueda de responsabilidades políticas o penales", agrega.

NADIE PUEDE RASGARSE LAS VESTIDURAS

Erkoreka piensa que, una vez que se acuerda entablar conversaciones con ETA, para lo cual el Gobierno "contaba con aval explícito" del Parlamento, "nadie puede rasgarse las vestiduras por el hecho de que quienes participaron en ellas procurasen construir el marco de confianza mínimo indispensable para que cualquier ensayo dialogado pueda prosperar".

En ese contexto, achaca la reacción del PP a "una campaña de erosión" contra Rubalcaba. "Una campaña en toda regla que le acusa de connivencia y complicidad con el terrorismo y concluye solicitando al mismo tiempo su comparecencia y su dimisión; cosa que no deja de extrañar, porque parece evidente que si comparece, es porque no ha dimitido aún, y si dimite, ya no puede comparecer", apunta.

En su opinión, "los aspavientos con los que el PP busca la cabeza de Rubalcaba carecen de la más mínima credibilidad" y "son meras salvas preelectorales". "Si los populares estuviesen realmente convencidos de lo que dicen, lo primero que harían es retirar su apoyo a Patxi López que, como nadie ignora, nunca -ni entonces ni ahora-, se ha apartado un ápice de la política antiterrorista dictada por Rubalcaba. *O es que alguien piensa lo contrario?", opina.

Es decir, que "si Rubalcaba debe rendir cuentas ante el Parlamento y dimitir por lo que hizo entre 2006 y 2008, a Patxi López debería exigírsele exactamente lo mismo". "Pero al PP no le interesa lo más mínimo esa presa y es seguro que continuará apuntalando con uñas y dientes su permanencia en Ajuria Enea --agrega--. Son libres de hacerlo, tan libres como somos nosotros de no prestar apoyo a la comparecencia de Rubalcaba en el Pleno del Congreso".