Brasilia. La jefa de Estado brasileña, Dilma Rousseff, recibió ayer a Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, en el Palacio de Planalto con una pomposa ceremonia que supuso la primera actividad oficial de su visita a Brasil. De esta manera el presidente estadounidense comienzo ayer su gira por América Latina.

Los dos mandatarios abordaron durante su encuentro asuntos como las aspiraciones de Brasil a lograr un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, la cooperación energética y las oportunidades para expandir la relación comercial.

El presidente estadounidense no mencionó la gran aspiración con la que Brasil llegaba a la reunión: el respaldo de EEUU a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU para este país. El asunto lo mencionó su homóloga brasileña, Rousseff, en una declaración leída tras la reunión. Pidió al presidente estadounidense la eliminación de las barreras que dificultan el acceso de productos de Brasil al mercado de EEUU, y una reforma de la ONU que permita a su país ser miembro permanente del Consejo de Seguridad.

Obama, sin embargo, sí que planteó el asunto de la cooperación energética, declaró que EEUU quiere ser "un gran cliente de sus fuentes de energía", algo que, a su juicio, "permitirá beneficiarse a los dos países". Se refirió a las reservas de petróleo de Brasil, que podrían comenzar a explotarse en el plazo de cinco años y que se calculan entre los 30.000 y los 80.000 millones de barriles.

También hizo declaraciones sobre la relación comercial, la definió como "una de las mayores que tenemos", pero aun así, "hay mucho más que podemos hacer". Así, mencionó en particular la colaboración para la construcción de infraestructuras, en concreto las previstas para la celebración de las Olimpiadas y el Mundial de Fútbol de 2014.