Bilbao. ¿Protestas residuales por las detenciones de los presuntos integrantes del comando Otazua o marejada de fondo motivada por los más radicales del espectro de la izquierda abertzale oficial? Estas son las dos hipótesis que pueden servir para explicar el rebrote de la kale borroka, que en la noche del pasado miércoles reapareció en las calles de Gasteiz. Dos actos sin daños considerables en los que un grupo de encapuchados atacó una sucursal bancaria y quemó varios neumáticos en el barrio de Zaramaga, sabotajes que rompen con meses de tranquilidad en las calles y que abren el tiempo de las especulaciones. Como la de una posible escisión dentro de ETA entre los que apuestan por iniciar el camino de no retorno hacia la paz y los que se estarían cargando de razones para retomar las armas, con la excusa de las trabas para que Sortu esté en las elecciones.
Los primeros en barajar una posible escisión en la organización armada han sido los políticos. El último, el coordinador general de Aralar, Patxi Zabaleta, que ayer en una entrevista en Radio Euskadi no descartó esta hipótesis, aunque advirtió de que estaría condenada al fracaso. "Hay que decirlo en voz alta para erradicar ese peligro. Hay que decir que existe riesgo pero que, si se diese sería un fracaso", subrayó el dirigente abertzale, para quien la "otra sensibilidad de la izquierda abertzale tiene que seguir haciendo el camino, que está marcado desde hace más de diez años, está perfectamente establecido a dónde tiene que llegar".
Lo cierto es que, según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas a la izquierda ilegalizada, en una de las últimas asambleas que las bases de este movimiento celebró en una localidad vizcaína, los partidarios de los métodos más violentos advirtieron a los posibilistas de que la respuesta del Estado a la apuesta por las vías políticas de la antigua Batasuna está cargando de razones a los radicales.
Cerca de doscientas personas, en su mayoría jóvenes, se concentraron ayer en Donostia para protestar por las últimas detenciones de presuntos miembros de Segi y ETA. Los concentrados, entre los que se encontraba una representación de EA, se situaron tras una pancarta con el lema No a las detenciones, no a la incomunicación. Sí a los derechos políticos y civiles. Los participantes corearon consignas como "La represión no es el camino", "Partido Socialista, terrorista" y "La Guardia Civil tortura y asesina". Un portavoz leyó un texto en euskera, en el que se advierte de que en este momento no caben "la represión y las detenciones".
El escrito está respaldado, según este portavoz, por la izquierda aber-tzale, EA, Aralar, LAB, el Movimiento pro Amnistía y el Movimiento a favor de los Derechos Civiles de Euskal Herria.