Bilbao. "Es un proceso que no tiene marcha atrás, con sus más y sus menos, con los problemas que indudablemente habrá". Ésa es la percepción que se tiene de forma mayoritaria en el entorno de los exiliados y de los presos vascos, que consideran que los pasos dados por la izquierda abertzale oficial son irreversibles. Y en ese nuevo espacio político que se ha abierto, otra de las percepciones es que ETA ya ha hablado, avalando lo realizado hasta ahora, por lo que, y en contra de lo que han expresado en las últimas jornadas diversos políticos, no consideran que pueda darse una escisión dentro de la organización armada. Tanto exiliados como presos quieren convertirse en actores con un papel importante en este proceso, pero son conscientes de la dificultad que ello entraña "por la actuación del Gobierno español".
Es difícil mantener una interlocución fluida con refugiados y exiliados. Las propias circunstancias vitales en las que se encuentran -la mayoría de ellos en la clandestinidad- hace que ese contacto sea complicado. Este periódico, sin embargo, ha podido palpar la opinión de varios de estos exiliados. "No hay plan B, por lo que hay que confiar en que salga el plan A", asegura uno de ellos. Ese plan A es el adoptado por la izquierda abertzale oficial tras unos años en los que, según el interlocutor de este diario, "la lucha armada se ha demostrado como un instrumento ineficaz para lograr nuestros objetivos. Al final nos restaba apoyo". Así, consideran que los pasos dados por este sector político son los correctos y, cuando se les pregunta por la actuación de ETA y el silencio de la organización armada tras el alto el fuego "general, permanente y verificable" decretado el pasado 10 de enero, consideran que allí, en ese comunicado, estaba todo lo que, de momento, se exigía a la organización armada. "ETA ya ha hablado y lo ha hecho muy claro en ese breve comunicado. Ahora, cuanto menos hable ETA, mejor", aseguran.
Están convencidos de que "es casi imposible que haya una vuelta atrás. No contemplamos un atentado", aunque en su tono hay un cierto grado de cautela por lo sucedido hace cuatro años con la bomba que voló por los aires la terminal T-4 de Barajas y, con ella, el anterior proceso de paz, en el que muchos habían puesto sus esperanzas.
En contra de las tesis que, una y otra vez, esgrime el popular Jaime Mayor Oreja en el sentido de que hay una negociación entre ETA y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, estos exiliados tienen la impresión de que ahora no hay un diálogo abierto entre la organización armada y el Ejecutivo socialista, "pero seguro que al final se producirá. Sin embargo, este contacto no llegará hasta ver qué sucede en las próximas elecciones".
situación en las cárceles Internet y las conversaciones con otras personas en su misma situación son las vías por las que los exiliados y refugiados obtienen información sobre lo que acontece en Euskadi. Esperan a que llegue la hora de regresar, pero también resaltan que deben ser pacientes. Si hace años un grupo de refugiados escenificaron en Iparralde su retorno del exilio, consideran que, en función de cómo evolucione el proceso, un importante paso sería plantarse en Hegoalde o directamente en Madrid. "Sería una forma de decir: aquí estamos. Pero está claro que ese paso lo deben dar los que no tienen cuentas pendientes o haya prescrito la acusación que pesaba sobre ellos", opinan.
Para estos exiliados es positivo que se vaya aclarando el mapa político y, de cara a las próximas elecciones, creen que se puede producir una polarización por territorios con un PNV predominante en Bizkaia; la izquierda abertzale en Gipuzkoa; y el pacto PSE-PP en Álava. Otra cosa es lo que pueda suceder en Navarra, pero consideran que el hecho de que haya dos fuerzas abertzales en los comicios no tiene que significar un descalabro de esta opción; "quién sabe, quizá puedan sumar más que una única fuerza". Para los refugiados es clave la situación de los presos. Reconocen que ahora hay que ser realistas y no se puede hablar de una amnistía, pero sí de "un acercamiento a Euskal Herria, así como la puesta en libertad de los presos enfermos y de aquellos que hayan cumplido su condena y continúan en las cárceles". Los presos, precisamente, reivindican su papel en el proceso abierto. Fuentes consultadas por este diario aseguran que la apuesta mayoritaria en este colectivo es favorable a los pasos dados por la izquierda abertzale.