EGIPTO siempre ha sido el centro de gravedad estratégico de Israel; un país con 84 millones de personas y un ejército que, aunque no alcanza el nivel de Israel, es uno de los más grandes de la zona, posee una capacidad mucho mayor de asumir bajas y, si toma la iniciativa, otros países podrían seguir sus pasos. La guerra de Yom Kippur en 1973, en la que Egipto consiguió una pequeña aunque inesperada victoria contra Israel, enseñó al estado hebreo que no se puede confiar y que lo único que le conviene es lanzar rápidas y devastadoras ofensivas por sorpresa que no den tiempo a reaccionar. El gran aliado de Israel, Hosni Mubarak, ya no está, y el poder absoluto del país, especialmente ahora que la Constitución ha sido abolida y el Parlamento invalidado, ha quedado en manos del Ejército. Este asegura que llevará a cabo reformas democráticas y convocará elecciones; el problema para confiar en su promesa es que si no tuviera intención de hacerlo, diría lo mismo.

En cualquier caso, de cara al futuro, Uri Avnery, exparlamentario israelí, analista y fundador de la organización de derechos humanos Gush Shalom, sostiene que "ahora es más necesaria que nunca la paz entre Israel y Palestina. En 5 años va a haber un gran cambio en el mundo árabe, y creo que, no solo está en el interés de Israel resolver su conflicto con los palestinos antes de que esto suceda, sino también abrazar las revoluciones y mostrar solidaridad con quienes las llevan a cabo, porque mañana vamos a tener que vivir con ellos", advierte Avnery. En este sentido, asegura que si los países árabes obtienen su libertad e Israel sigue sin haber conseguido la paz con los palestinos, se quedará totalmente aislado, que es lo que teóricamente no quiere".

Pero la realidad, según Avnery, tiende hacia la dirección contraria: "Israel va a defender la dictadura militar, va a obstaculizar cualquier reforma democrática real y va a intentar manipular a un Obama que no sabe lo que quiere, que podía haber dado el paso hacia el acercamiento al mundo árabe que él mismo dijo un día desear, y en vez de eso solo ha conseguido que los egipcios le sigan viendo como un enemigo". Avenry no cree que los Hermanos Musulmanes se hagan con el poder, "y aunque lo hagan, no me preocupa. No son ni Al Qaeda ni talibanes; es un partido democrático similar al partido islámico de Turquía". "El miedo de este país a un levantamiento islámico emana de los prejuicios ", asegura.

Suhail Jalilieh, director del departamento de Vigilancia de los Asentamientos en el Instituto de Estudios Aplicados de Jerusalén, se muestra más prudente: "Los Hermanos Musulmanes podrían querer permanecer ahora en la oposición y, tras criticar la complicada gestión que deberá llevar a cabo el primer gobierno, intentar llegar al poder". En todo caso, ni Jalilieh ni Avnery contemplan la posibilidad de que el tratado de paz firmado en 1979 entre ambos países se pueda romper, porque "los egipcios no quieren guerra, ni siquiera los Hermanos Musulmanes". Sin embargo, Jalilieh señala que es importante "hacer caso a los deseos de la juventud egipcia, que quiere democracia. Si se les deja solos, occidente e Israel no deben sorprenderse de que acaben cayendo en manos de quien no desean".

GAZA, UNA DE LAS CLAVES Según Raji Sourani, gazaui fundador del Centro Palestino para los Derechos Humanos y Vicepresidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos, "todo el mundo sabe que Egipto formaba parte del bloqueo y del estrangulamiento económico, con la excusa de que Hamas y los Hermanos Musulmanes tenían que ser debilitados". Opina que el cumplimiento de la Ley Internacional, que prohíbe el castigo colectivo, determinará los acontecimientos de la región. "No creo que ningún gobierno egipcio democrático futuro vaya a seguir colaborando en el bloqueo de la franja de Gaza. Y si Egipto abre la frontera, el bloqueo será inefectivo", señala Avnery. En cuanto al argumento israelí sobre la amenaza terrorista, "no tiene ningún sentido; muchos entraban y salían hacia Egipto por los túneles, y nunca ha pasado nada grave", apunta Avnery. Suhail Jalilieh va más allá en el compromiso que Egipto debe asumir con respecto a Gaza: "Tarde o temprano Israel atacará la franja de nuevo; y Egipto, así como occidente, deberán tomar decisiones diplomáticas importantes".

Sourani cree que el cambio en Egipto también puede favorecer la reconciliación entre las facciones palestinas. "Hasta ahora, Egipto entorpecía las conversaciones y favorecía al gobierno de Ramala, pero ahora Hamas será más fuerte porque ya no será el enemigo del régimen y la Autoridad Palestina, ya sin el apoyo de Mubarak, se verá obligada a mostrar seriedad". Jalilieh augura que si el bloqueo de Gaza por parte de Israel continúa, "puede haber gobiernos egipcios que acerquen sus posturasa la franja, en cuyo caso esta quedaría desconectada de Cisjordania y la consecución de la paz sería mucho más difícil". Sourani se muestra optimista: "La ola de movimientos por la democracia se extenderá por todos los países árabes. Aquí decimos que cuando en Egipto llueve, el resto de Oriente Medio debe abrir el paraguas".