Donostia. Faltan cuatro meses para el 22-M y los partidos ya cuentan hacia atrás para la cita electoral.

¿Cómo va el trabajo de las listas?

Estamos ultimando los cabezas de lista en muchas localidades y lo que respecta a las Juntas Generales, los once cabezas de comarca de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia están designados y estamos llenando el resto de las listas. A nivel municipal, el mapa de en cuántas localidades nos vamos a presentar ya lo tenemos.

¿Cuántas serán?

El incremento respecto a 2007 en los tres herrialdes será importante, donde en la mayoría nos presentamos junto a EB. Aspiramos a ampliar la representación donde la tenemos y tendremos lista en los municipios mayores de 3.000 habitantes. En los más pequeños, veremos cómo conseguimos esa implantación.

Lo que no parece es que vayan a concurrir con la posible unión de la izquierda abertzale histórica, EA y Alternatiba, que hace dos semanas presentaron el acuerdo "Euskal Herria ezkerretik". ¿Por qué no está Aralar?

Porque ni se nos ha invitado, ni hemos podido participar en el debate y lo hemos conocido después de su presentación. Están legitimados para tomar los acuerdos que quieran, pero ha habido una intencionalidad de dejar fuera del acuerdo a Aralar. Al mismo tiempo que sucede esto y mientras se cuecen esos contenidos y EA firma con Batasuna determinados documentos, coinciden las crisis que hay en NaBai. Casualidad, ninguna; coincidencias, muchas.

Aralar sí que está con estos y otros agentes en el "Acuerdo de Gernika". ¿Se prevén más pasos?

Tenemos que ser capaces de acordar en aquello en lo que estamos de acuerdo, en este caso, la pacificación. No sé por qué existe la tentación de mezclarlo con un debate electoral. Nos falta madurez política para diferenciar cuestiones tan relevantes como la búsqueda de la paz y la normalización política con los postulados que defendamos en instituciones. Por nuestra parte, Gernika nació con esos fines y seguiremos defendiéndolos. Claro que un ambiente electoral puede dificultar algunas escenificaciones, pero lo hemos dejado claro: mientras no haya intencionalidad electoral, Aralar estará ahí.

Pensando en las urnas, ¿qué alianzas son más posibles para Aralar?

Según la realidad de cada municipio, las circunstancias del momento y los contenidos que se pudieran poner sobre la mesa, Aralar puede llegar a acuerdos con diferentes fuerzas salvaguardando los principios ideológicos y con un programa encima de la mesa. Llegar a un acuerdo con el PSE en Donostia no quita poder gobernar en Bergara con ANV o la experiencia del Gobierno alavés con el PNV. Buscar acuerdos sin ataduras es algo que la sociedad demanda.

¿Cuál cree que será el eje predominante de la política en la próxima legislatura: nacionalismo/no nacionalismo o la gestión, de izquierda/derecha?

Hay que intentar no perder de vista a ninguno de las dos. La gestión es clave para garantizar unas políticas de izquierda, pero también de país para garantizar derechos de los abertzales en cuanto a cultura o identidad, que están en peligro. Viendo que socialistas y populares han expresado su voluntad de extender el pacto del Gobierno Vasco, al menos en la primera parte de la legislatura y composición de ayuntamientos y diputaciones, este eje va a tener mucho peso.

¿Buscarán hacer frente al "frente"?

Sí, sin lugar a dudas, aunque eso no implica que tengamos que entrar en un gobierno. Lo dijimos en las elecciones al Parlamento: Aralar no va a permitir que un pacto antinatura como es el del PP y PSOE, en el que el único objetivo es eliminar a los abertzales de esta sociedad y de las instituciones, pueda estar gobernando en nuestras diputaciones y ayuntamientos. Aralar va a hacer frente al frente.

Otra de las coordenadas presentes en las últimas décadas ha sido ETA, cuyo última declaración no satisface a Aralar. ¿Que cumpla punto por punto lo que se recoge en el "Acuerdo de Gernika" es lo que le piden?

Sí, por supuesto. Por un lado, ETA tiene que aclarar que asume Gernika y, en consecuencia, mostrar esa unilateralidad de la tregua sin contraprestaciones y, sobre todo, pedirle que vaya a una situación hacia el final definitivo e irreversible. Siempre habla en nombre del pueblo vasco, pero le pedimos que escuche a la ciudadanía vasca, que es un clamor desde hace tiempo: que podamos defender cualquier idea pero única y exclusivamente por vías civiles.

¿Cómo valora la respuesta de los gobiernos vasco y español?

También les exigimos lo que se marca en Gernika. A día de hoy, el Gobierno español no ha hecho ninguna muestra de ir en ese camino. En lo que respecta al Gobierno Vasco, no ha hecho una declaración en positivo y, por lo menos, podría posicionarse en unos valores y derechos fundamentales. Sobre todo, tenemos a un lehendakari que no está liderando esta situación y le correspondería, a nivel de Parlamento, buscar acuerdos entre partidos para consolidar esta situación y avanzar en la defensa de todos los derechos. Nunca habíamos visto a un lehendakari con tan poco carisma y liderazgo.

¿Cómo califica el papel de la izquierda abertzale histórica en estos últimos meses?

Esta vez ha sido Batasuna la que ha interiorizado la necesidad de ejercer la política por vías exclusivamente civiles y democráticas y está realizando el camino de Aralar hace diez años. Es totalmente positivo y le damos total credibilidad.

Pero no comparte su lectura del último comunicado de ETA.

Quizá han ido demasiado lejos. Una cosa es lo que Batasuna espere que diga ETA y otra es lo que ha dicho. Se excedieron en la lectura: ni se habla de la unilateralidad ni del "fin del fin", como hemos oído. Además, el comunicado de ETA es muy, muy, muy parecido, incluso en su estructura, al texto con el que anunciaron la tregua de 2006. Hay que pedirle un poco más de cautela a la izquierda abertzale y más exigencia a ETA.

Algunas voces, incluso del PSE, son optimistas y señalan que "esta vez sí". ¿Usted lo es?

Quiero ser optimista y lo soy de hecho. Ojalá que esas voces del PSE tengan un mayor eco, aunque tienen trabajo, incluso en su partido. En las últimas semanas hemos conocido la condena a varios guardias civiles por torturar a dos miembros de ETA y el silencio ha sido muy notorio en las bases del PSE, sin la más mínima autocrítica por ningún estamento del Partido Socialista y, mucho menos, Rubalcaba. Al mismo tiempo, estamos oyendo al expresidente Felipe González decir unas barbaridades tremendas. El PSOE tiene mucho trabajo por hacer.

¿Qué falta para confluencia total de la izquierda abertzale?

Aralar nació con esa intención y, congreso tras congreso, ha sido una de nuestras máximas. Este país necesita una izquierda abertzale civil y plural y tiene que recoger a las distintas sensbilidades existentes en el conjunto de la izquierda abertzale. En ese sentido, también hay mucho trabajo por hacer en cuanto al respeto a esa pluralidad, el reconocimiento de la existencia de distintas sensibilidades y hay que actuar también en coherencia a esos planteamientos: no se puede hegemonizar procesos de este tipo, ni excluir a nadie. Queda bastante camino por recorrer.

¿Teme que las opciones de Aralar se reduzcan sobremanera si la antigua Batasuna concurre a las elecciones?

Es una constante que, sobre todo desde la sensibilidad de Batasuna, se quiere remarcar mucho y Aralar, una y otra vez ha demostrado que, aun estando la otra sensibilidad de la izquierda abertzale en las urnas, ha conseguido su espacio y ha conseguido unos resultados muy importantes. En 2007 coincidimos en muchos municipios y en algunas diputaciones y Aralar ganó su espacio. Esa confrontación también es buena y necesaria para ver qué fuerza tiene cada uno y poder hacer esa confrontación de igual a igual. No tenemos ningún miedo. Al contrario: exigimos que se den las condiciones para poder competir de igual a igual. Es algo que ni lo verbalizamos porque no tenemos como un temor o una amenaza.

Las elecciones coinciden con el ecuador del mandato de Patxi López. ¿Cuál es el balance general?

Está siendo una gestión nefasta, totalmente carente de liderazgo y que vive muy alejada de la realidad social de este país y de sus necesidades sociales, culturales y políticas. La valoración no es solo algo que es de opinión de Aralar, sino que hay datos y encuestas objetivas del rechazo que existe, porque, no hay que olvidar, que el Gobierno del PSE sustentado por el PP no suma mayoría ni política ni social.

¿Qué piensa de la "tormenta" de esta semana sobre euskera, libertad y terrorismo?

Es vergonzoso que un lehendakari hable en esos términos. Vincular la libertad del euskera con el fin de ETA es una postura totalmente reprobable y que no se le puede permitir a nadie, mucho menos a un lehendakari. Exigimos que Patxi López corrija esa intervención. Los que más han trabajado por la libertad del euskera somos los que día a día vivimos y trabajamos en euskera y que, si alguna lengua ha estado perseguida, prohibida y que todavía tiene serios problemas para continuar su normalización, ésa es el euskera y es a las instituciones a quien corresponde en gran medida dar ejemplo.

Uno de los temas de este año en el Parlamento ha sido la investigación del "caso Miñano". ¿Qué valoración hace del comportamiento de los imputados ante la Cámara?

Desde el principio denunciamos que, además de por su obligación legal, debían acudir porque deben respeto a la institución y porque hacen un flaco favor a esclarecer lo ocurrido, porque unos dirigentes políticos no pueden actuar de esa manera.

Una de las constantes de la comisión han sido las filtraciones.

Aralar decidió abandonar la comisión como protesta, porque se supone que está bajo secreto pero día tras día se filtraba la información, incluida la queja nuestra de que nos marcharíamos si no se dejaba de filtrar. De ahí que hayamos propuesto que las comisiones estén abiertas al menos a los medios de comunicación para evitar estas situaciones.

En el sumario de Miñano también está el presunto espionaje del CNI al exlehendakari Juan José Ibarretxe.

Es intolerable que los servicios secretos de un Estado espíen a un lehendakari elegido democráticamente o incluso a cualquier otro ciudadano que no esté delinquiendo, que no sea sospechoso de haber delinquido. Eso demuestra la escasa calidad democrática del Estado español. Con el silencio se quieren tapar muchas cosas, pero alguien tendrá que dar explicaciones a la ciudadanía y al propio exlehendakari.

Aralar se ha mostrado firme en el Parlamento con el tema de las otras víctimas. ¿Habrá acuerdo entre los grupos?

Hay avances y con el comienzo del nuevo curso político en febrero es uno de los temas que se va a abordar. Hemos exigido que se reconozcan todas las víctimas de motivación política. Es evidente que hay diferencias, pero se ha avanzado mucho y esperemos que en el proceso que empezará en febrero pueda acabar en acuerdo y todas las víctimas tengan su reconocimiento. Es algo que le debemos a la sociedad y es uno de los pilares para que podamos construir esa paz y esa normalización política.