Bilbao. Sin noticias del esperado comunicado en el que ETA podría decretar un alto el fuego permanente y verificable, una dilación que está generando cierto nerviosismo en las filas de la izquierda ilegalizada, la figura de Arnaldo Otegi surgió de nuevo ayer desde la prisión de Logroño para poner voz al silencio que mantiene la organización armada. Para ello, el exportavoz de la antigua Batasuna eligió el rotativo norteamericano The Wall Street Journal, cuya edición en internet publicó una entrevista con el dirigente abertzale, integrada en un reportaje sobre el nuevo escenario político en Euskadi, en la que este dio por seguro que la banda está dispuesta a dejar la violencia de forma definitiva.

En la segunda entrevista que Otegi ofrece a un medio escrito en los últimos dos meses -tras la que concedió a El País también por cuestionario y en la que el exmahaikide no dudo en asegurar que "las armas deben desaparecer definitivamente de la ecuación política"-, la cara más visible del sector posibilista volvió a reiterar que el camino hacia la pacificación y la normalización es irreversible. Un mensaje que lanzó en uno de los medios, junto al New York Times, que se ha especulado que podría ser el elegido por ETA para emitir el próximo comunicado. Primero fue la BBC, el pasado 5 de septiembre, en el que la banda anunció el cese de las acciones armadas ofensivas, y ahora se baraja la posibilidad de que el medio sea escrito, pero de ámbito internacional. Sería una ironía del destino que fuera The Wall Street Journal el periódico en cuestión, ya que la cabecera conservadora del imperio de Rupert Murdoch cuenta entre sus opinadores habituales con el expresidente español, José María Aznar, a sueldo del magnate de la comunicación.

Sobre el comunicado, el propio Otegi especula en el rotativo estadounidense, pero sin nombrarlo. No fija una fecha en la que la organización armada podría posicionarse, ni especula sobre si será antes de que acabe la Navidad, como han hecho otras voces cualificadas, simplemente señala que "próximos acontecimientos" sumarán más presión al Gobierno español para que se siente en una mesa a negociar el final de la violencia. Un deseo que repite desde hace semanas la antigua Batasuna y el resto de firmantes del Acuerdo de Gernika, pero que no termina de plasmarse.

Precisamente, sobre el escepticismo que generan los planes de ETA en las instituciones españolas -sentimiento que también aflora de forma mayoritaria entre los ciudadanos vascos, según el último sondeo del Euskobarómetro-, el exportavoz de Batasuna es tajante. "Resulta lógico que el Gobierno español pida garantías para preservar la seguridad de sus ciudadanos (...) Estamos deseando ofrecer todas las garantías que sean necesarias para demostrar que nuestra postura es firme e irreversible", aseveró Otegi, que presenta al dirigente abertzale como uno de los hombres clave en el anterior proceso de paz, el que terminó con el atentado de la Terminal 4 de Barajas.