madrid. Sólo Sonsoles Espinosa y un miembro muy cercano dentro de la dirección del PSOE conocen la decisión que ha adoptado ya Zapatero sobre su continuidad o no como candidato a la Presidencia del Gobierno en 2012. Un debate que el propio presidente abrió el lunes afirmando que esas dos personas (su esposa y un colaborador) son las únicas a las que les ha confesado qué hará. Y, a partir de ahí, la tormenta se desata y también las quinielas. Rubalcaba y Zapatero se disputan el papel de confidentes privilegiados, pero ni uno ni otro sueltan prenda. Eso sí, el aparato del PSOE y sus estructuras refuerzan y repiten constantemente el mismo mensaje: Zapatero es la apuesta socialista para 2012.

Esta maniobra del despiste, cuyo sentido muy pocos aciertan a descifrar, podría responder a dos objetivos contrapuestos; o distraer la atención sobre otras cuestiones (como mantiene el PP), o ejercer de plebiscito encubierto para que sean las bases socialistas las que, lejos de un proceso de primarias, despejen la incógnita del futuro de Zapatero aclamándole (con lo que repetiría) o mostrándose indiferentes (con lo que se retiraría). Decir que la decisión final está tomada pero no desvelarla es como no decir nada y pasar el micrófono al público para que se pronuncie.

¿encuestas? Y dentro de esa representación José Blanco (ministro de Fomento y número dos del PSOE) vuelve a tener un papel protagonista. Muchos son los que le señalan a él como el confidente de Zapatero, pero el gallego, como su jefe, juega al despiste. "Si fuera yo el depositario del secreto sobre el futuro del presidente del Gobierno y lo desvelara dejaría de ser secreto".

Eso sí, a renglón seguido la alabanza al líder: "Zapatero sigue siendo el mejor activo del PSOE debido a que representa las reformas que hay que hacer de cara al futuro de España". Preguntado insistentemente sobre la misma cuestión, el ministro de Fomento confesó estar "sorprendido" por lo desvelado por Zapatero, pero quiso quitarle hierro diciendo que "tampoco es nada nuevo. En todo caso siempre tomaría la decisión pensando en el interés del partido". Después, de nuevo, remachar el mensaje clave: "Zapatero cuenta con el apoyo de los socialistas que desean que vuelva a ser su candidato aunque respeten profundamente su decisión y sus tiempos".

Sobre su propio papel en esta trama, Blanco dijo ser un colaborador "leal" y "comprometido" con el "proyecto" y con la "forma" que tiene el presidente de entender la política. Pero Blanco introdujo un matiz: "Mi caudal de gratitud hacia Zapatero es infinito y, además, compartimos muchas cosas como, por ejemplo, la idea de no creer en las encuestas realizadas fuera de tiempo electoral". La duda sobre si todo esto no será una maniobra para relanzar al presidente en las encuestas surge inmediatamente. Quizá los socialistas quieran relanzar el efecto Zapatero de cara a las elecciones autonómicas y municipales de este año. En ellas y en la "esperanza" de saber que el PSOE tiene un "caudal de confianza importante" para "ratificar", centró Blanco la segunda parte de su mensaje.

Por su parte el segundo confidente posible, es decir Rubalcaba, ayer guardaba silencio. Pero su aptitud de los últimos días también concuerda con esta ceremonia de la confusión: adquiere cada vez mayor protagonismo como portavoz del Gobierno al tiempo que en una entrevista asegura que piensa que su vida en la política toca a su fin.