barcelona. Las emociones siguen a flor de piel. No habían pasado ni veinticuatro horas desde que se conocieran los resultados de las elecciones y unos llenaban de alabanzas al todavía no envestido president Mas y otros esperaban sus primeras palabras para criticarle. Francesc, conductor de autobús, esperaba a que llegara su compañero para sustituirle. "Yo no doy un duro por los que entran ahora, porque son igual de trepas que los que se van, parece mentira que nadie haya recordado los casos de corrupción que hemos vivido estos meses", aseguraba. Una señora aseguraba que si tuvieran que pasar factura a los políticos no gobernaría nadie y explicó que lleva muchos años en paro y en crisis: "Hemos salido adelante porque nuestros hijos se han sabido espabilar y han trabajado muy duro, no como esos ni-nis que salen ahora".

En la facultad de Historia y Geografía de la Universidad de Barcelona, y a juzgar por la ocupación de las mesas del bar, las aulas debían estar semidesiertas. Un grupo a crisparse, y por sus palabras se deducía que había votantes de ERC y SI. Una chica defendía que Mas es independentista, y que la gente ha escogido CIU por que es la vía más seria para un Estado catalán. "Y la más lenta" reprochaba un compañero. Se pusieron de acuerdo para calificar la participación de "espectacular". Dos admitían que era la primera vez que habían ido a votar. "Nunca me había interesado tanto la política" -afirmaba uno- "y la verdad es que tengo curiosidad por ver cómo Artur Mas afronta lo que le viene a partir de ahora".