Donostia. El mitin del velódromo de Anoeta (Donostia) pasará a la historia con la imagen de Arnaldo Otegi sosteniendo una rama de olivo en la mano. Parafraseando el discurso realizado por el líder palestino Yasser Arafat ante la ONU, Otegi pidió "que no la dejen caer". Pero fue ETA la que dejó caer la rama de la paz definitivamente en diciembre de 2006 con el atentado de la T-4 de Barajas.

Antes, para llegar a 2006 y a aquel fallido proceso de paz, Batasuna dio previamente una serie de pasos y presentó en el acto de Anoeta la propuesta Orain Herria, Orain Bakea. Un documento que marcaba la después conocida como metodología de Anoeta, la doble vía; por un lado, la mesa de partidos o el denominado carril político y, por otro, el diálogo entre ETA y el Gobierno español.

Concretamente, en aquel documento Batasuna consideraba que el proceso para la resolución debía basarse en dos acuerdos y, para ello, señalaba la necesidad de establecer "dos espacios diferenciados para el diálogo".

Un acuerdo entre los agentes de Euskal Herria políticos, sociales y sindicales, los cuales, "deben acordar -decía el texto-, partiendo de nuestra actual realidad, el tránsito político hacia un nuevo escenario en el que el pueblo vasco pueda, en condiciones democráticas, decidir cualquier estatus político o institucional para nuestro pueblo". Y a continuación, añadía que ese acuerdo "debe ser refrendado, inevitablemente, por la ciudadanía de Euskal Herria". Por último, apelaba a la negociación entre el pueblo vasco y los Estados para "hacer respetar los contenidos del acuerdo".

Por otro lado, el documento hablaba de un segundo acuerdo entre ETA y los Estados español y francés, cuyos contenidos serían "la desmilitarización del conflicto", "presos, deportados y refugiados" y todo lo relacionado con las "víctimas".

Tras seis años de la presentación de aquella propuesta Orain Herria, Orain Bakea, la pregunta sería si cayó en saco roto o actualmente es rescatable parte de su contenido. Parece que todos los partidos políticos -salvo el PP - siguen defendiendo el espíritu de la metodología de Anoeta en lo que se refiere a la necesidad de separar el diálogo entre las formaciones vascas y un hipotético diálogo entre ETA y el Gobierno español.

Sin embargo, la gran diferencia respecto aquella propuesta es que hoy esos dos carriles no se activarían paralelamente, como se planteó en el último proceso de paz. Actualmente y tras el brutal atentado de la T-4, es evidente que el Gobierno español no dará ningún paso, ni tampoco los partidos vascos, hasta que ETA dé muestras claras y con garantías de que está dispuesta a iniciar un proceso de desarme.

Ahora el esquema de Anoeta de las dos vías parece mantenerse, pero con un orden: primero, ETA tendrá que dar el gran paso de abandonar la lucha armada y, después, llegará el diálogo político. Ése es el camino trazado actualmente.