Bilbao. Afganistán enfrenta hoy un nuevo desafío electoral: las segundas elecciones parlamentarias desde la caída del régimen talibán que se celebrarán bajo la sombra de los fraudulentos comicios presidenciales del año pasado y en medio de las amenazas de los talibanes de boicotear la cita. Estos dos factores hacen prever, por lo tanto, una baja participación. La sospecha de fraude se ha alimentado en las últimas semanas por las denuncias de falsificación de carnés de votantes y de compra de votos. La confirmación llegó el pasado martes, cuando las fuerzas de seguridad se incautaron de 100.000 carnés falsos de votantes en la provincia de Ghazni, en el sureste.

"Son los propios candidatos los que envían a su gente y nos piden que las imprimamos", aseveró una fuente afgana a Efe. "Los aspirantes a escaño están seguros de que podrán usarlas porque, si no, no se gastarían miles de dólares en esos materiales", señaló, por su parte, un "intermediario" en este tráfico de tarjetas. "Hemos hecho todo lo posible para prevenir el fraude, pero yo no puedo garantizar lo que ocurra en las provincias y tampoco podemos predecirlo", admitió el nuevo jefe de la Comisión Electoral, Fazal Manawi.

Manawi fue puesto al frente de la comisión por el presidente afgano, Hamid Karzai, tras fuertes presiones internacionales por el papel de su predecesor en el fraude de las elecciones presidenciales de 2009. El afgano de a pie no alberga dudas de que estos comicios tampoco serán limpios y asiente de inmediato si se le pregunta si se está produciendo compra de votos, como mantiene la ex diputada afgana y activista Malalai Joya. Asimismo, para el analista y experto electoral Najeed Manalay, las denuncias de preparativos para el fraude son tantas que "la Comisión Electoral debería haber pospuesto las elecciones".

La violencia Los talibanes han realizado un nuevo llamamiento a los afganos para que boicoteen estas elecciones, asegurando que sus votos "no tienen valor" e instándoles a sumarse a la yihad. "Los americanos quieren celebrar este fatuo proceso electoral con el objetivo de mostrar a los afganos y a la opinión pública mundial que pretenden instaurar un gobierno y un parlamento electo en Afganistán", denunciaron a través de un comunicado esta semana. Asimismo, un portavoz talibán anunció que hoy cometerían atentados contra las fuerzas de seguridad y el personal electoral, según uno de sus portavoces. "Todas las carreteras que llevan a los colegios electorales serán atacadas y las fuerzas de seguridad y las personas que trabajan en la organización de las elecciones serán nuestro objetivo", declaró Zabihulá Mujahid a la agencia Afp. Un total de 110.000 agentes junto con el Ejército afgano y los soldados de la fuerza de la OTAN velarán por la seguridad durante esta jornada electoral, mientras que 1.000 colegios electorales de los alrededor de 6.800 permanecerán cerrados. Desde el comienzo de la campaña, el 23 de junio, tres candidatos han sido asesinados, mientras que ayer mismo fueron secuestrados dos candidatos y otras 18 personas vinculadas a la campaña.

Los candidatos Más de 2.500 candidatos se presentan a estas elecciones para ocupar los 249 escaños de la Cámara baja, de los que 68 tienen que estar ocupados por mujeres. Un total de 406 candidatas han hecho campaña en estas elecciones en una ambiente de intimidación generalizada. Pero es el pasado de varios candidatos el ha generado la mayor controversia, ya que muchos están ligados a violaciones a los derechos humanos cometidas durante los treinta años de conflicto que sufre el país y otros son ex talibanes que, tras su paso por Guantánamo o Bagram, se han "convertido" a la causa democrática. Entre ellos destacan el mulá Rocketi, un comandante talibán retirado que ya se presentó a las presidenciales de 2009, o el mulá Kalam, un hombre de mala reputación que pasó siete años en la cárcel de la base militar estadounidense de Bagram.

Con el lema Lo tienes que parar. Por un Parlamento afgano sin criminales de guerra, la Asociación por los Derechos Humanos en Afganistán y el Coleutivu Milenta Muyeres han iniciado una campaña en Catalunya para pedir a la comunidad internacional que impida que candidatos acusados de violaciones a los derechos humanos puedan presentarse a los comicios. En las elecciones legislativas de 2005 lograron entrar en el Parlamento y, ahora, de los 2.577 candidatos, sólo 13 han sido apartados por su vinculación a grupos armados. Al respecto, el representante especial para Afganistán de la ONU, Staffan de Mistura, ha expresado sentirse "decepcionado" porque no se ha hecho nada para evitar que a la carrera electoral concurran personajes de pasado más que turbio.

Estas elecciones son importantes también para Estados Unidos, ya que representan un hito para comprobar la estabilidad del país antes de que el Gobierno de Obama lleve a cabo en diciembre la revisión de su estrategia de guerra.