Donostia. Azkoitia se sumó ayer a lista de municipios que en los últimos días están sufriendo episodios violentos y cuya autoría está viéndose rodeada de cierta confusión, como la quema de contenedores de Zarautz que Interior atribuyó finalmente a "una mezcla de gamberrismo y alcohol". Una confusión inusual que ha permitido a la izquierda abertzale justificar su silencio. Sin embargo, el departamento vasco de Interior no dejó ayer ningún resquicio de duda al valorar la quema de doce contenedores en Azkoitia como "un nuevo acto de kale borroka" y se dirigió expresamente a la izquierda aber-tzale para exigirle que "condene los ataques de los últimos días".

Todos los partidos políticos pidieron igualmente un pronunciamiento a la izquierda abertzale, incluida Eusko Alkartasuna, que instó a los autores de los ataques a que se lean y "compartan" el acuerdo que esta formación mantiene con Batasuna en favor de las vías exclusivamente políticas.

La prueba del algodón de que la apuesta de la izquierda abertzale es sincera podría comenzar con la respuesta a los ataques de los últimos diez días. Al menos, así se lo está exigiendo el Gobierno de López, cuyo departamento de Interior recalcó ayer en un comunicado que el ataque de Azkoitia, "sumado a otros actos violentos en los últimos días, confirma el empeño de grupos de radicales abertzales de enturbiar la convivencia ciudadana y alterar el normal desarrollo de las fiestas de las localidades vascas". Por ello, instó a "los autodenominados dirigentes de la izquierda abertzale" a que "condenen" todos estos ataques.

Pastillas incendiarias Concretamente, según explicó el alcalde de Azkoitia, Asier Aranbarri (PNV), la quema de los contenedores se produjo hacia las tres de la madrugada en distintos puntos de esta localidad guipuzcoana y se trató de "un acto premeditado" a diferencia de la quema de Zarautz que Interior, aseguró, no fue planificada. En el ataque de ayer los radicales utilizaron "pastillas incendiarias" para destruir la docena de contenedores, cuya reposición supondrá un coste de 13.000 euros.

En cuanto a la quema de los dos camiones en Andoain este pasado lunes, fuentes de la lucha antiterrorista citadas por la agencia Efe afirman que también responde a un acto de violencia callejera perpetrado contra una empresa que tuvo relación con la construcción del trazado del Tren de Alta Velocidad (TAV). Cabe recordar, asimismo, el sabotaje contra la oficina de Correos de Zalla también considerado un acto de kale borroka.

Interior informó ayer de que durante las próximas semanas "redoblará su esfuerzo de vigilancia para atajar estos ataques y detener a sus autores".

Emplazamiento unánime Este último ataque de Azkoitia no sólo llevó al consejero de Interior, Rodolfo Ares, a emplazar a la izquierda abertzale a que muestre "con toda claridad" su rechazo al "rebrote" de kale borroka en Euskadi para "demostrar que su voluntad" de apostar por las vías exclusivamente políticas "es sincera e inequívoca". Todos los partidos vascos coincidieron en pedir a este sector político un pronunciamiento claro ante este tipo de episodios violentos.

"Independientemente de quienes puedan estar detrás de estos hechos, son actos vandálicos intolerables ante los que no se puede estar callado o mirar a otro lado a la espera de no se sabe qué confirmación o reivindicación", subrayó el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano.

En similares términos se pronunciaron formaciones, como Hamaikabat, Ezker Batua y Alternatiba, que también manifestaron su repulsa por el último ataque.

Por su parte, desde las filas de EA, condenaron el ataque de Azkoitia e instaron a los autores del mismo a que analicen y "compartan" el acuerdo firmado en el Euskalduna en favor de las vías políticas, pacíficas y civiles. "La violencia, la extorsión y la amenaza no tiene cabida en este nuevo escenario político", concluye EA en su comunicado.

La posición más dura fue la del PP, cuyo portavoz parlamentario, Leopoldo Barreda, insistió en denunciar que "el silencio" de la izquierda abertzale ante los últimos actos violentos demuestra que en "Batasuna no hay ningún cambio, sólo hay fingimiento para intentar colarse en las elecciones municipales y forales".

Barreda fue más allá y sostuvo que los últimos ataques constatan que "el terrorismo callejero pretende hacerse presente y recobrar la virulencia de otras épocas".