Algunos de los paracaidistas que participaron en el Domingo Sangriento criticaron ayer el informe Saville que concluye, entre otras cosas, que todos los manifestantes muertos aquel 30 de enero de 1972 eran inocentes e iban desarmados, y que los primeros disparos procedieron de los soldados del Regimiento de Paracaidistas, que abrieron fuego sin previo aviso.