moscú. El Gobierno de Kirguizistán se vio obligado ayer a movilizar a ciudadanos de hasta 50 años sujetos al servicio militar ante la imposibilidad de restablecer el orden en el sur del país, donde los choques entre kirguises y uzbekos han dejado al menos 97 muertos y más de 1.200 heridos en los últimos tres días. "No movilizaremos a todos, sólo a aquellos con experiencia al servicio de las fuerzas del orden, familiarizadas con el uso de un arma y que gocen de autoridad", precisó el ministro de Defensa del Gobierno provisional, Ismail Isakov.

Agregó que las autoridades se han visto obligadas a adoptar esta medida ante el insuficiente número de efectivos para estabilizar la situación en las regiones sureñas de Osh y Jalal-Abad, informó desde Biskek la agencia rusa Interfax. En tanto, un primer grupo de voluntarios, compuesto por veteranos de las estructuras de seguridad del país, tenía previsto dirigirse en breve al sur del país para cooperar en la estabilización de la situación, en respuesta al llamamiento hecho el sábado por el ministerio del Interior. Desbordado por la ola de violencia étnica en el sur, el Gobierno kirguís solicitó a Moscú el envío de fuerzas de paz, pero Rusia dijo no ver aún condiciones para participar en el arreglo al tratarse de un asunto interno de Kirguizistán, aunque sí se comprometió a prestar asistencia humanitaria.

La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa anunció el envío a Kirguizistán de su representante especial, el vicepresidente de la cámara baja del Parlamento kazajo, Zhanibek Karibzhanov, y del director del centro de prevención de conflictos del secretariado de la OSCE, Herbert Salber. Ambos viajaron ya en abril a Kirguizistán tras los sangrientos choques entre manifestantes antigubernamentales y las fuerzas de seguridad kirguises que llevaron al derrocamiento del presidente Kurmanbek Bakiev y dejaron en el país 84 muertos y más de 1.500 heridos.

acusaciones La presidenta interina kirguís, Rosa Otunbayeva, denunció que los enfrentamientos entre kirguises y miembros de la minoría uzbeka han sido provocados precisamente por los partidarios de Bakíev, y testigos aseguraban hoy que familiares del ex presidente participan activamente en los disturbios. El derrocado líder kirguís afirmó que "Kirguizistán se encuentra al borde de su existencia como estado" y que "mueren personas y ninguno de los representantes de las autoridades actuales está en condiciones de protegerlas".

"En vez de movilizar todos los recursos necesarios para limitar el conflicto, los representantes del Gobierno provisional se dedican a dar entrevistas y convocar ruedas de prensa para calumniarme a mí y a mi familia y culparnos de los disturbios en el sur", denunció.

En tanto, el Gobierno provisional se vio obligado a implantar en toda la región de Jalal-Abad el estado de excepción y el toque de queda entre las seis de la tarde y las seis de la mañana hasta el próximo día 22, mientras que en la ciudad de Osh y en dos distritos de esa región la medida se ha ampliado a las 24 horas del día. En tanto, continúa llegando ayuda humanitaria procedente de diversos puntos del país así como de Rusia para las zonas afectadas, donde los establecimientos y mercados permanecen cerrados como consecuencia de los disturbios. Mientras, más de 75.000 uzbekos residentes en el sur de Kirguizistán cruzaron la frontera con Uzbekistán, en su mayoría mujeres, ancianos y niños, entre ellos personas con heridas de bala.