Vitoria. A partir del año que viene, los vascos tendrán fiesta el 25 de octubre. Ayer PP y PSE hicieron valer su mayoría en el Parlamento Vasco y aprobaron que la fecha en que se votó el Estatuto de Gernika sea declarada Día de Euskadi.
Ambas formaciones llevaron al Pleno de la Cámara el dictamen aprobado en la Comisión de Instituciones, Interior y Justicia, sabedores de que sus votos les permitirían sacarlo adelante. Sin embargo, mientras el PP no encuentra más que beneficios en una resolución que principalmente tiene un carácter simbólico -Lakua se cobrará este festivo por otro lado, habilitando el 19 de marzo-, a los socialistas les habría gustado sacarse ayer una fotografía diferente.
Al menos a Jesús Eguiguren, que salió a la tribuna para defender la idoneidad de la fecha propuesta pero lamentó que no hubiera despertado el consenso que deseaban los socialistas. Incluso trató de alcanzar un acuerdo de última hora que el Reglamento de la Cámara no permitía.
"Somos lo suficientemente sensatos como para saber que una cosa así, un día que quiere ser el de la unidad de todos los vascos no es lo mejor aprobarlo por la mitad de la Cámara. Por tanto, la satisfacción no es completa". Con estas palabras arrancaba su discurso el parlamentario socialista, para quien la clave del desencuentro estribó en "llevar el debate a lo pequeño".
Según Eguiguren, lo importante no era el Estatuto o las competencias pendientes que llevan a los nacionalistas a pedir su superación, sino el significado que tiene para los vascos la fecha del 25 de octubre desde hace más de 150 años, y que "siquiera tangencialmente" toca "la clave de lo que se ha llamado la cuestión vasca, el problema vasco".
Efectivamente, un 25 de octubre de 1839 se aprobó la Ley Confirmatoria de los Fueros que generó un "optimismo foral" y hasta inspiró el Gernikako Arbola de Iparragirre, para luego sumir en la desesperanza a los foralistas. Así, citando al bardo de Urretxu y a Xenpelar, y evocando la figura de Bilintx, Eguiguren acabó por concluir que "la fecha del 25 de octubre y la reintegración foral ha sido lo único capaz de unir a carlistas, tradicionalistas, católicos de diversa serie, republicanos o socialistas". El Estatuto se votó un 25 de octubre como símbolo, uno más, pues ese mismo día quedaba derogada la Ley de 1839. "Esta fecha era la perfecta para celebrar la recuperación de las libertades vascas", concluyó Eguiguren.
El socialista quería escapar a la coyuntura actual, pero el PP tenía claro que su 25 de octubre es básicamente el de 1979, cuando "se produjo el mayor acuerdo entre los vascos tras siglo y medio de enfrentamientos", según Leopoldo Barreda. El popular, conciliador tras la victoria, aseguraba que "esta fiesta no se opone a ninguna otra", pero en el PNV no pensaban igual.
Para Joseba Egibar, la decisión rubricada ayer tiene profundo carácter político y la voluntad de lanzar un mensaje a la sociedad vasca. "Señores, el pueblo vasco tuvo su acta fundacional en el Estatuto y se ha acabado, no hay ni disposición adicional, ni más 25 de octubres, ni consultas, ni participaciones, ni extensiones, ni prolongaciones", explicó. Para el jeltzale, la declaración del Día de Euskadi cierra las puertas a cualquier salto hacia adelante del pueblo vasco en tanto considera definitivo el Estatuto de Gernika.
Un Estatuto "degradado", que "ha perdido su función, su potencialidad", y que por eso tiene en el PP a su más firme defensor, según Egibar, pues Alianza Popular pidió el no a sus votantes hace ahora 31 años. Pero para Egibar los socialistas no son ajenos a este pensamiento, y para dar fe de ello citó al ex consejero socialista José Ramón Recalde, quien al parecer afirmó en 2006 que "el Estatuto de Autonomía y las leyes que se han desarrollado supusieron una concesión de los no nacionalistas en aras de la concordia".
Por su parte, el parlamentario de Aralar Mikel Basabe entró más en las formas que en el fondo del asunto, pues a su juicio la iniciativa perseguía dividir a la Cámara. "Si estos temas se llevaran de otra manera no suscitarían tanta controversia, pero ha habido voluntad de buscar polémica", lamentó Basabe, para quien "la minoría impone esta fiesta a la mayoría".
Similar tesis defendía Mikel Arana, de Ezker Batua, que sin estar contra el Estatuto en sí, reclamaba "un acuerdo más amplio". Por esas diferencias que irremediablemente se iban a dar planteó EB declarar el Día de Euskadi el 3 de diciembre, jornada de conmemoración del euskera, sin ningún éxito. Desde Eusko Alkartasuna, Jesús Mari Larrazabal, que no pudo llegar a votar el dictamen, sí reiteró su posición contraria, mientras que Gorka Maneiro, de UPyD, defendió el texto autonómico. "El Estatuto es nuestro marco vigente, que ha permitido convivir a vascos de distintas ideologías", explicó.