MADRID. Los seis presos saharauis que están a la espera de un juicio militar por traición a la patria en la cárcel marroquí de Salé, a pocos kilómetros de Rabat, han cumplido ya un mes en huelga de hambre. Son activistas de derechos humanos detenidos en octubre en el aeropuerto de Casablanca cuando regresaban de los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf. En ese momento fue detenida también la única mujer del grupo Dugya Lachgar, ahora en libertad vigilada, tras padecer graves trastornos psicológicos a consecuencia del largo periodo de aislamiento al que fueron sometidos.
"No han cometido ningún crimen ni delito, lo único que han hecho es efectuar una visita a los campamentos de refugiados saharauis. Lo que denuncian es la larga espera de juicio, puesto que están custodiados por un tribunal militar acusados de alta traición a la monarquía, atentar contra la seguridad del estado y su integridad territorial, y reclaman que se les procese cuanto antes o que se les ponga en libertad", explica Mohamed Ahmed Laabeid, miembro de la junta directiva de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (Afapredesa).
Desde que iniciaron la huelga de hambre el pasado 18 de marzo, otros 30 presos saharauis en cárceles marroquíes se han unido a esta protesta. En total, suman ya 36 presos. "La mayoría de los presos políticos saharauis se encuentran en las mismas condiciones: detenciones arbitrarias, condiciones presidiarias infrahumanas", denuncia Mohamed. Según Afapredesa, el estado de los activistas es débil. No pueden sostenerse en pie y padecen graves problemas de salud.
"Hay que tener en cuenta que la mayoría de los presos políticos y, sobre todo, del grupo de los siete -incluyendo a la única mujer- han ido entrando y saliendo de las cárceles marroquíes desde hace muchos años, esos in mencionar que no es la primera vez que entablan huelgas de hambre y eso tiene sus secuelas", comenta el responsable internacional de Afapredesa. Es el caso, por ejemplo, de Ali Salem Tamek, vicepresidente del Colectivo Saharaui de Defensores de los Derechos Humanos (Codesa), que en sus 37 años ha mantenido 22 huelgas de hambre y tiene problemas gastrointestinales, asma y reuma. Los otros cinco activistas son Brahim Dahane, presidente de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones de los Derechos Humanos (Asvdh), Ahmed Nassiri, Yahdih Tarosi, Rachid Sgarir y Saleh Lebaihi. Su visita al desierto argelino les podría costar la pena de muerte si son declarados culpables, según organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional. "Al ocupante marroquí le molesta el intercambio de visitas entre la población saharaui a los dos lados del muro que el Ejército marroquí ha montado en el Sahara Occidental", denuncia Mohamed.
La política de represión contra quienes "desafían a las autoridades marroquíes" es totalmente habitual y se lleva aplicando durante treinta años, explica el responsable de Afapredesa.
"Después del Grupo de los siete han ido más grupos desafiando el castigo colectivo, pero han sido torturados, vejados, humillados, incluso, como es el caso del último grupo, hace unas dos semanas, linchado por colonos marroquíes -en esa ocasión también fueron atacados dos activistas españoles-", concluye.