El presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, pidió ayer "prudencia" para juzgar el incidente del pasado domingo en Leitza, protagonizado por un guardia civil que ha sido imputado por sendos delitos de simulación de delito y desórdenes públicos, ya que "podríamos estar ante una víctima del terrorismo". Sanz consideró que "no conviene precipitarse", pues el guardia civil, que resultó herido, "podría haber actuado bajo una presión psicológica derivada de haber sido testigo directo y presencial de un atentado que acabó con la vida de un compañero", Juan Carlos Beiro, asesinado por ETA en 2002.