veces veo el informativo de la televisión sin sonido. Probadlo. El silencio a veces nos permite ver con más precisión en qué mundo vivimos. La voz que acompaña a las noticias muchas veces no es más que un arrullo que nos duerme, que nos desactiva. Una especie de rosario que se oye de fondo. Probad a ver imágenes de los bombardeos de Gaza sin sonido. El horror se vuelve más horror. La incomprensión y la rabia aumentan. Es como alejarse un poco del árbol para ver el bosque. O quizá haya que decir la selva en la que se ha convertido este mundo, una selva en la que impera la ley del más fuerte. Probad a ver las imágenes de esos chicos adolescentes que en Irlanda intimidan y agreden a las chicas que corren para coger el tren. Sin voz, la imagen es el patriarcado en estado puro. Chicos que se sienten con derecho a violar el espacio de las chicas como y cuando quieren. Chicos que se burlan de las chicas que corren asustadas. Chicos que han aprendido desde pequeños, en pleno siglo XXI, que tienen derecho a hacerlo. Todas las mujeres hemos sentido alguna vez ese miedo, por eso no necesitamos voces en off que nos expliquen nada. Probad a ver sin sonido las imágenes de los atentados contra un colegio de niñas en Kabul. 85 muertes. Casi todas las víctimas niñas en edad escolar. Pensad en si las familias de otras niñas que han sobrevivido seguirán apostando porque sus niñas sigan estudiando. Probad a ver sin sonido cómo la policía desaloja un prostíbulo. Aparecen ellas, medio desnudas, pero no aparecen nunca ellos, hombres se aprovechan de la necesidad de mujeres pobres, a las que utilizan como objetos y cada vez tratan con más violencia. El mundo se ha puesto feo. No es que estas injusticias no ocurrieran antes, pero siento que nos vamos desactivando, que ya ni una foto de una niña que llora por el asesinato de su hermano pequeño en Gaza nos hace reaccionar. Por eso quizá debemos probar a ver los informativos sin sonido. A ver si ese silencio tan ruidoso nos despierta de una vez.