unque hace ya cerca de tres lustros que la palabra micromecenazgo (crowdfunding en la lengua de Shakespeare) empezó a asomarse a los medios de comunicación, todavía son legión los que desconocen el sentido de este nuevo palabro. Como su nombre indica, el micromecenazgo es una actividad que se basa en el pequeño mecenazgo: muchas personas ponen su granito de arena para financiar proyectos culturales, sociales, científicos… Esta forma de sufragar iniciativas plurales nace con el inicio de la crisis económica de 2008. Y ahora, con la intensa debacle que estamos viviendo, vuelve a estar de rabiosa actualidad.

El micromecenazgo se traduce llanamente en que tú, como persona individual, haces una pequeña aportación económica al individuo o colectivo que pone en marcha una campaña de recaudación de fondos para un concreto fin. No deja de ser algo así como “poner bote”. Por otra parte, a cambio de tu aportación, recibes una recompensa que puede ser un ejemplar de ese producto que estás ayudando a que vea la luz. Es el caso de, por ejemplo, la edición un libro, de una revista o de un cómic.

La financiación a través de la colaboración colectiva es una valiosa fórmula de subvención para los ámbitos de la cultura, de lo social, del emprendimiento. Un mecanismo que permite que múltiples iniciativas se desarrollen con el apoyo de la sociedad civil ahora que tanto las instituciones públicas como privadas parecen estar funcionando más en standby que nunca.

El micromecenazgo no sería posible sin la existencia de los medios de comunicación electrónica: existen plataformas que sirven de soporte para que el necesitado de recursos económicos pueda encontrar financiación. Éste envía el proyecto a dicha plataforma describiendo la idea que quiere llevar al terreno de la realidad y el dinero que necesita. La campaña se promociona en la nube lo mejor posible a través de las redes sociales del susodicho y amigos y puede que se consiga así finalmente poner en marcha la iniciativa para la que se están buscando esos apoyos económicos.

Estos días el colectivo de artistas Zas Kultur ha lanzado una campaña de crowdfunding para editar un peculiar tarot del fotógrafo residente en Gasteiz César San Millán. Una artística baraja que lleva por nombre Sorat. El sol negro. Las aportaciones van desde 15 hasta 50 euros. Los micromecenas reciben como compensación un arcano en papel fotográfico, el tarot o la edición de lujo. Dependiendo de la aportación económica, se recibe un material u otro.

Se dispone de cuarenta días para cumplir el objetivo económico. Si pasado ese tiempo no llegan a la cantidad necesaria para desarrollar la idea, se devuelven las aportaciones. El objetivo, en resumen del crowdfunding, es el poder realizar en colectivo proyectos interesantes y que no se queden en el cajón de un mueble abandonado en el trastero. Para el que quiera ser micromecenas, este es el enlace a la campaña: https://vkm.is/sorat.