En el mundo global de hoy día, cada día resulta más frecuente que una gran cantidad de parejas tengan que separarse durante un determinado espacio de tiempo, a causa de sus respectivos trabajos. Bien porque se hayan decidido en un cierto momento a realizar un cambio de actividad, o bien porque les hayan surgido oportunidades interesantes en el desarrollo de sus trabajos, lo cierto es que se ven obligados a hacer las maletas y trasladarse a otros lugares más o menos alejados del globo.Claro que les supone una prueba difícil de superar, en la que ambos tienen que aprender a convivir separados y donde tanto la confianza como la esperanza firme de una persona respecto a la otra tienen que prevalecer, al menos, hasta que se produzca el ansiado reencuentro.Y es que, lejos de significar tener relaciones de segunda categoría o en las que no se pueden construir vínculos valiosos y satisfactorios cómo podía suceder en épocas pasadas, ahora pueden perfectamente salir a flote e, incluso, a reforzarse -entre otros- por los nuevos canales de comunicación, el abaratamiento de los viajes en avión y la movilidad laboral existente.