ES fácil que nos baile la perspectiva de las cosas importantes entre tanto estímulo donde elegir. Cuando no está en un juzgado, está en un parlamento; cuando no dimite un cargo, se aferra al suyo otro. Y todo es aplaudible y criticable según quién y cómo. Pero hay cosas que siguen fluyendo, como las corrientes subterráneas, y afloran casi sin llamar la atención. Las estadísticas económicas están ahí: solo cuando brotan en forma de geiser, generalmente para alarmarnos, caemos en la cuenta.

Ayer conocimos que, en octubre, la Comunidad Autónoma del País Vasco y la Foral de Navarra mejoraron sus datos interanuales en materia de empleo y en afiliación pero empeoraron en número de parados en el mes. Vamos, que da para cantar salmos o requiems según el interés de cada cual.

Este suele ser el día en el que los sindicatos aparcan la demanda de incremento salarial para pedir estabilidad del empleo y los empresarios para insistir en que ya les cuesta demasiado crear el que hay.

Chantajear a tus ciudadanos



Trump extorsiona en Nueva York. Otro día hablamos de las amenazas de intervención militar en Venezuela que solo sirven para fortalecer a Maduro. La intimidación de Trump estos días ha sido a sus conciudadanos de Nueva York, a los que extorsiona afirmando que va a recortar fondos federales a la mínima expresión si no gana las elecciones su candidato. Es lo que el presidente estadounidense entiende por hacer campaña electoral, como antes entendía que liderazgo era poder liarse a tiros con la gente en plena calle y no perder votos. Lo dijo literalmente en su primera campaña, allá por 2016, y tuvo razón.

Mientras, en Valencia siguen tratando de digerir lo que significa la dimisión ‘en diferido’ de Mazón. Esto de irse pero seguir, sobre todo cobrando, parece ser práctica habitual en el PP –lo implantaron con Bárcenas, que se sepa–. Igual que lo de tener al presidente del partido como gran timonel mientras no les mueva el rumbo a los barones –esto también viene de la época de Casado, que se sepa–.

Ahora, que Núñez-Feijóo es natural de tierra de marinos aguerridos y sabe capear temporales. Ayer le costó una llamada telefónica a Santiago Abascal asegurarse de salvar la legislatura valenciana después de Mazón. Al fin y al cabo, ya nació apoyada en los votos de Vox. 

Tengo una buena para terminar: dice el Tribunal Supremo que no se puede cobrar el peaje íntegro de una autopista si se están realizando obras que provocan atascos. Ahora póngase a pleitear hasta que el Tribunal le dé la razón, porque norma que lo regule no hay. Su gozo –y el mío– en un pozo.