Hablar o alarmar sobre seguridad
Reconozco que en más de una ocasión la responsabilidad institucional nos ha hecho evitar esa conversación
Hablemos de seguridad. Reconozco que en más de una ocasión la responsabilidad institucional nos ha hecho evitar esa conversación. Es complicado hablar cuando enfrente lo que tienes en muchas ocasiones es un discurso tosco, incendiario, claramente manipulador y alarmista. Un discurso que la extrema derecha y sus socios utilizan cada vez más a cara descubierta. Pero evitar ciertos debates, por discreción o simple higiene, también implica ceder terreno a determinados planteamientos. Un terreno que queda contaminado y luego cuesta mucho recuperar. Es por lo que tenemos que hablar de seguridad, sin estridencias, pero sin complejos.
Detenido un hombre en Vitoria-Gasteiz por apuñalar a otro la calle
Hablar sobre seguridad es asumir que en esta cuestión hay una gran parte de percepciones y otra parte de realidades. Por un lado, los datos hablan: somos una ciudad segura en términos generales, la capital más segura de Euskadi con las estadísticas en la mano. Sin embargo, en el primer trimestre de 2025 se ha registrado un aumento preocupante en ciertos delitos, como los robos con violencia. Por otra parte, saltando al terreno de las percepciones, la sensación de inseguridad crece, alimentada tanto por experiencias individuales como por la exageración interesada de algunos hechos. Más allá de los números y de las estrategias políticas, hay un elemento fundamental en juego: nuestra calidad de vida. Para EAJ-PNV, sin seguridad no hay bienestar, y esa premisa nos tiene que guiar en todo momento.
Hablar de todo esto en un contexto sociológico cambiante como el actual no es fácil. Afrontamos nuevos desafíos en términos de integración, cohesión comunitaria y percepción ciudadana. Vitoria-Gasteiz ha cambiado mucho en los últimos años, cambios demográficos y de costumbres a los que necesariamente tienen que adaptarse las políticas de seguridad. Pero hay que hacerlo desde una perspectiva realista y responsable, libre de prejuicios y estigmatizaciones. No es cuestión de señalar colectivos, sino de comprender cómo se combinan factores como la desigualdad, el acceso a oportunidades, la educación o la planificación urbana para que determinadas personas opten por delinquir en una sociedad cada vez más compleja. Negar los cambios no ayuda; entenderlos es el primer paso para construir respuestas inclusivas, sostenibles y justas.
Reincidentes
Igualmente, hay que afrontar que ahora existe una percepción generalizada, y en parte justificada, de un descenso de nuestro nivel de seguridad generado por un incremento de ciertos delitos “menores”. Delitos que suben, no porque haya muchos delincuentes, sino porque aquellos que delinquen, reinciden, y esto sucede porque ni la acción policial ni judicial les impide continuar en su actividad delictiva ya que no se les ocasiona un mayor perjuicio, por lo menos a corto plazo.
Sin duda, la composición y estructuración de nuestra sociedad requieren cambios para actuar sobre las causas que hacen que ciertas personas tomen el camino de la delincuencia. No sé si a largo plazo esos cambios conseguirán su objetivo, pero a corto, tenemos un problema que hay que solucionar. La sensación de inseguridad crece y hay que actuar desde las instituciones implicadas. Desde la labor policial, pero también desde la judicial, engrasando las diferentes piezas que integran la maquinaria que la sociedad tiene para luchar contra la delincuencia. Nos hacen falta además todas las herramientas necesarias para tener a punto esa maquinaria y, entre ellas, la herramienta fundamental es la ley.
Hoy por hoy, muchos de los pequeños delincuentes, aunque son detenidos, vuelven a delinquir inmediatamente. Podemos identificar dos causas de esta situación: la justicia no va todo lo rápida que todos deseásemos ya que la reincidencia no es firme hasta mucho tiempo después de la primera detención y, paralelamente, las penas por estos delitos no consiguen ser lo suficientemente disuasorias. De no darse una privación de libertad, una multa económica no tiene efectos en estas personas. Tenemos que trabajar para evitar disfunciones así.
Mejores herramientas
En esa labor de engrase, de dotarnos de las mejores herramientas y muy conscientes de la preocupación ciudadana por el aumento de ciertos delitos, hemos lanzado el primer Plan de Refuerzo de la Seguridad en Vitoria-Gasteiz. Un plan para frenar la delincuencia, mejorar la coordinación policial, prevenir delitos y reforzar la comunicación con los colectivos implicados. Es una iniciativa consciente a su vez del papel de la judicatura, que a fin de cuentas aplica la ley y establece las correspondientes penas. Sin su perspectiva sobre el alcance de la legislación actual para hacer frente a los delitos, el trabajo policial quedaría incompleto.
El Plan de Refuerzo de la Seguridad incorpora como primera medida el patrullaje focalizado entre Policía Local y Ertzaintza en las zonas con más robos violentos, siguiendo una estrategia adaptada a la evolución delictiva de cada barrio. También se aumentan los controles en puntos clave y se refuerza la comunicación entre cuerpos para actuaciones urgentes. Otro eje del plan es la vigilancia especial, con atención prioritaria a los centros de mayores, especialmente en horarios vulnerables. Estas acciones se extienden a inmuebles ocupados, fiestas de barrios y zonas de ocio nocturno, incluyendo el trayecto de regreso a casa. Además, se incrementa la videovigilancia como apoyo preventivo y de investigación.
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Del mismo modo, este plan fomenta la colaboración ciudadana mediante canales directos con el comercio y la seguridad privada, promoviendo la detección temprana y la cooperación. Queremos también impulsar una campaña de concienciación con pautas prácticas para evitar robos y reducir riesgos. Porque la seguridad también pasa por la educación y la sensibilización.
Hablemos de Seguridad. Desde EAJ-PNV estamos dispuestos a aportar en un debate constructivo. El Plan de Refuerzo de la Seguridad es un documento abierto, sujeto a toda propuesta que quiera mejorarlo. En una época donde el debate sobre seguridad tiende a polarizarse, este enfoque es un ejercicio de sensatez política: escuchar, contrastar diagnósticos y construir consensos en lugar de imponer medidas. La seguridad de Vitoria-Gasteiz requiere planificación, compromiso y, sobre todo, cercanía con la realidad de la ciudadanía.
Frente al alarmismo, conversación serena que genere confianza. Frente a la exageración, compromiso con un modelo de seguridad que no solo combate el delito, sino que refuerza la identidad de una Vitoria-Gasteiz modelo de bienestar. Frente a una preocupación legítima, trabajo policial con más recursos y mayor coordinación. Esta es nuestra propuesta. Hablemos.
El autor es teniente de alcaldesa y concejal de Seguridad en el Ayuntamiento de Vitoria