Lo que provoca Trump
Series como El cuento de la criada asustan porque para algunos son un manual de instrucciones
El mismo equipo
Después de todo lo que hemos visto y leído estas últimas semanas y de que su locura y sus neuras personales hayan puesto a prácticamente todo el globo en jaque, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, ha reconocido “Todavía creo mucho que Estados Unidos y Europa están en el mismo equipo” (EFE). Insiste, eso sí, en que eso “no significa que no vayamos a tener desacuerdos” y en que la alianza debe evolucionar. Esto lo dicen ahora, nos ha jodido, después de comprobar en sus propias carnes que jugar a los economistas no siempre sale bien, y menos si quien lanza el órdago es Donald Trump.
Esto también lo provoca Trump
Además de jugar a los economistas, con las peligrosas consecuencias que ya estamos viendo y que todavía podían haber sido peores, están haciendo otras cosas igual o más graves. Davide Rasella, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona, ha puesto cifras con un estudio a lo que podrían suponer los recortes de fondos decretados por Washington y la disolución de la USAID, la agencia de cooperación de EEUU: 14 millones de muertes adicionales de aquí a 2030. De ellas, 4,5 millones serían de niñas y niños menores de cinco años. Una atrocidad que, sencillamente, no nos podemos permitir. (El País).
Esto no (pero debería)
Frente a la ignorancia y la maldad, investigación, recursos y defensa de lo público para desenmascarar las políticas que dicen claramente “Así, no”. El País también publica un interesantísimo artículo sobre una terapia española que ha salvado la vida de “la familia con peor suerte del mundo”. Tres hermanos estadounidenses y otros seis niños, nacidos todos ellos con una rara enfermedad mortífera, recuperan la normalidad gracias a un tratamiento genético inventado en Madrid, en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas. Esto no lo propician Donald Trump ni los de su pelaje, tengámoslo en cuenta.
El voto de las mujeres
Para terminar de rizar este delirante rizo, Ana Bernal-Triviño, de Público, se fija en otra de las ocurrencias de Trump. Se ha comprometido a ser “el presidente de la fertilización”. ¿Y qué significa eso en cristiano? Pues que está dispuesto a colocar en el foco un derecho que tanto sangre, sudor y lágrimas ha costado conseguir, como es el sufragio femenino, para que no nos distraigamos de nuestro sacrosanto cometido de dedicarnos a la familia. ¿Se imaginan, en pleno siglo XXI, en la democracia que más presume de serlo, quitar el voto a las mujeres? Series como El cuento de la criada asustan porque para algunos son un manual de instrucciones.
Los del chiringuito
Lo del párrafo anterior asusta, además de por el hecho en sí, por la certeza de que, por estas latitudes, los hay deseosos de imponernos ese salto al pasado. Los correligionarios de Trump están perfectamente identificados. “Machistas”, “sectarios”, “panda de chulos”, “una caricatura de lo que fueron”, “son para tener miedo”, “autoritarios”, “han creado chiringuitos”, “un club de intereses personales”. Son sólo algunas de las lindezas que la exdiputada de Vox Magdalena Nevado dedica a sus ex compañeros en una demoledora carta de renuncia. Nunca es tarde para caerse del caballo camino de Damasco, supongo. (El Diario)