Alexis de Tocqueville fue un escritor francés del siglo XIX. Era hijo de una familia aristocrática cuyos padres estaban al servicio de la monarquía de Luis XVI. Durante la vida de Alexis de Tocqueville, Europa pasó por un periodo convulso. Italia no existía como país, Francia se debatía entre la restauración borbónica y la revolución de la Comuna en 1830, Alemania era una serie de reinos y señores feudales con una pujante Prusia, mientras en España sufría las consecuencias de las guerras Carlistas y Portugal era reinado desde el exilio, en Brasil, por sus reyes. Solo Gran Bretaña, con una monarquía constitucional, era un país unido y relativamente estable.
Alexis de Tocqueville era de formación de abogado pero con inquietudes políticas. En 1831 realizó un viaje con su amigo Gustave de Beaumont a los EEUU. Después de su viaje en 1835 publicó La democracia en América, que es sin duda su libro mas conocido. Los EEUU recién independizados de Gran Bretaña y a pesar de todos sus problemas internos, estaban gestando el nacimiento de lo que podríamos denominar la democracia moderna.
Como en la gran mayoría de las repúblicas que nacieron de las colonias en América Latina, los líderes políticos habían surgido de las clases pudientes y enriquecidas en su mayor parte durante la época de la colonización. Simón Bolívar era hijo de terratenientes y dueños de esclavos, lo mismo que los primeros presidentes de los EEUU, Washington y Thomas Jefferson considerados padres de la constitución norteamericana. Aunque también había personajes de origen humilde como Alexander Hamilton, que fue mano derecha de George Washington y primer Secretario del Tesoro, como se bien se cuenta a base de rap en el musical Alexander Hamilton.
El libro de la democracia en América destaca algunas de las virtudes del sistema de aquella época, y que estaban ausentes en Europa, como la igualdad de oportunidades que fortalecía la movilidad social y la participación política así como la separación bien clara de los diferentes poderes y las asociaciones civiles que defendían sus intereses frente a un Estado todopoderoso. También destaca el papel de la religión en la sociedad de la época, baste recordar que un gran parte de las emigraciones a los EEUU fueron protestantes huyendo de las persecuciones religiosas en Europa. En los EEUU encontraron su nueva tierra prometida. Uno de los riesgos que cita en este libro es que la mayoría imponga sus condiciones y voluntad sin respeto a las minorías. Y advierte finalmente de que el aumento del individualismo y el materialismo podría erosionar la democracia.
Han pasado casi dos siglos desde la publicación de La democracia en América. Y uno se pregunta qué pensaría el Sr. Tocqueville de la democracia actual en los EEUU. ¿Seguiría admirándola o sentiría repulsión? Veamos algunos de los aspectos que resaltaba.
Durante la jura del 47 presidente, los líderes religiosos judíos, católicos y protestantes dieron sus bendiciones al nuevo mandatario y lo mencionaron como el nuevo elegido por Dios para enderezar al pueblo por el camino correcto. Parece ser que Alá estaba de vacaciones ese día. Las viejas religiones, arropando a los nuevos intentos de autoritarismo.
Las tres ramas del poder –legislativo, judicial y ejecutivo– siguen hoy por hoy separadas. Pero ya se percibe el intento de que el poder legislativo de imponer sus opiniones a todo el mundo basados en que han ganado por mayoría y dominar las política y someter a las otras ramas del poder a base de decretazos, aunque sean inconstitucionales. Las batallas judiciales no han hecho si no empezar. Por otra parte un legislador del congreso ya ha comenzado a elaborar una propuesta de enmienda a la constitución para que el presidente pueda ser elegido para un tercer mandato, aunque tenga pocas posibilidades de ser aprobado.
La persecución de las minorías que pertenecen al grupo LGTBQ han comenzado con el decreto que impone que solo se pueda usar el masculino y femenino como géneros y la prohibición de que trabajen en la administración federal o las fuerzas armadas. La caza y expulsión de los emigrantes irregulares ha comenzado, y recuerda a las caza de japoneses y alemanes que fueron encarcelados en campos de concentración en los EEUU durante la segunda guerra mundial solo por ser de esas nacionalidades. La administración actual también ha desobedecido las sentencias de algunos jueces sobre la deportación ilegal de emigrantes a El Salvador, aunque haya reconocido que fue un error.
El 20 de febrero de 1933 hubo un encuentro secreto de Adolf Hitler con los industrialistas mas poderosos de Alemania y que Eric Vauillard describe muy bien en su libro El orden del día. Fue la financiación del partido nazi por estos señores lo que aupó a Hitler a la cancillería de Alemania. Durante la toma de posesión del 47 presidente, los oligarcas actuales y dueños de las empresas tecnológicas mas poderosas e influyentes que han financiado su campaña lo rodeaban como personajes angelicales. Faltaban algunas otras caras conocidas. Estos nuevos oligarcas ya han prometido no controlar las mentiras que circulan por sus redes y se les ha prometido una nueva bajada de impuestos.
La sociedad civil sigue siendo muy fuerte en los EEUU. Todavía no ha habido tiempo de erosionarla, pero el individualismo es resaltado en los medios de comunicación y en gran parte de la cultura, como el camino a seguir, self made man por encima de los valores de la comunidad y colectivos. El consumo y materialismo de la sociedad norteamericana, como por otra parte la mayoría de los países, no conoce limites. Como dijo Margaret Thatcher en los años 90, la sociedad no existe, solo hay individuos.
El crecimiento económico, el despilfarro y el abandono de los acuerdos para combatir el cambio climático y el abandono de las instituciones de Naciones Unidas, como la OMS, el Consejo de Derechos Humanos o la desmantelación de las organizaciones de ayuda humanitaria son claros ejemplos de abandonar la comunidad internacional e imponer sus intereses por encima de todo lo demás.
En la novela de Philip Roth La conjura contra América, el autor imagina una historia alternativa en la que el primer aviador que atravesó el Atlántico, Charles Lindbergh, se convierte en presidente, conocidas sus simpatías a favor de Hitler, el nuevo presidente de los EEUU promueve políticas pro nazis. La novela relata la xenofobia, las leyes discriminatorias, la manipulación política de los hechos y el miedo resistencia ante un gobierno autoritario que va camino del fascismo. Concluye con un final feliz con la desaparición de Lindbergh en uno de sus vuelos y la vuelta a la historia que conocemos con el presidente Roosevelt. Ahora tenemos un golfo en América.
La historia no se repite igual, pero se le parece y a veces la realidad es superior a la ficción. Timothy Garton Ash recordaba recientemente en un articulo en El País las similitudes de la reunión de Chamberlain y Hitler en 1938 en Munich cuando entregaron Checoslovaquia a Alemania con la reunión de EEUU y Rusia en 2025.
Estamos en medio de la Historia, y como alguien ha dicho, es muy difícil ver lo que ocurrirá en algunos años ya que carecemos de la perspectiva temporal. El futuro es incierto e impredecible y la democracia americana va camino de convertirse en repulsiva. El tiempo dirá.