Este verano es una estafa. Antena 3 nos ha vuelto a endosar programas viejos y repetidos de El hormiguero. Ese programa que dice ser líder de audiencia con tropecientos millones de espectadores pero que hace demasiado tiempo se vio obligado a dejar la misma clave como respuesta de su concurso ¿Sabe usted qué es lo que quiero? porque prefieren que la gente diga que ve el programa a que de verdad lo vea. El concurso nació como una imitación sin disimulo del ¿Tiene usted pelos en la lengua? con el que Pepe Navarro se aseguraba de que la gente viera su programa (cambiando la clave a responder cuando le venía en gana) y que los más despistados le soltaran un exabrupto, antes de que hubiera siquiera internet para hacer viral el momento.

Así empezó el concursito de la tarjeta de El hormiguero, cambiando cada día la frasecita a responder, y al final optaron por dejarla quieta, que no quedaba bonito llamar a la hora de ver la tele y que no tuvieran ni idea. Mejor así, mientras ves First dates en Cuatro si te suena el teléfono respondes “la tarjeta de El hormiguero”, como Paquita Salas hacía con “Otoño mágico en Tele 5” y a otra cosa. Pablo Motos es más feliz sabiendo que conoces su programa y que podrías haber estado viéndolo que asegurándose que no lo estabas viendo por ver a dos liándose en una mesa delante de Sobera.

Pero ya ve usted, replicar en prime time el concurso telefónico de un programa matinal de hace treinta y pico años se ha convertido en el juego sofisticado de El hormiguero, el otro es adivinar los mejillones que hay en una lata de conservas para ganar un coche que sufre de reduflacción, cada vez es más pequeño. Desconozco si cuando repiten los programas, como cuando repiten los de La ruleta, vuelven a entregar el premio, pero tiene pinta de que no, que les sale gratis alardear de dar el mismo dinero una y otra vez sin que la ley les obligue a rotular bien grande, y en todo momento, “programa repetido” y la fecha de su emisión original.

Es una tristura que un canal líder, como presume ser Antena 3, siga rellenando el prime time del verano con programas repetidos en lugar de hacer una versión veraniega o poner algo nuevo. 

Lo mismo pasa en La Sexta, de la misma empresa, que repite hasta el absurdo programas de El intermedio de Wyoming: “Ya conocen las noticias, ahora les contaremos lo mismo que hace cinco meses”, podría ser su presentación. Que un programa satírico sobre la actualidad del día, por muy bueno que sea, se repita meses después es como si los jefes de La Sexta dieran vacaciones a sus telediarios y pusieran otros repetidos de hace varios meses. 

Y así está la tele, un verano más racaneando, mientras se quejan de que la peña se largue a Netflix o a cualquier otra plataforma.