El Estado ha contado históricamente con la capacidad para gobernar al país. Desde la política, controlaba la economía a través de empresas públicas, fronteras, tasas aduaneras, paridades monetarias y medidas reglamentarias, así como también la vida social mediante la legislación y las fuerzas del orden garantes de la seguridad. Hoy la situación ha cambiado, se han suprimido tradicionales mecanismos de actuación pública y surge una economía privada que se dispersa por diversos países (plurinacional). A la vez, afloran nuevas generaciones, altamente cualificadas, que encuentran en la comunidad los apoyos suficientes para crear, desde las carencias sociales, solventes “experiencias comunitarias” que conforman un floreciente “tercer sector”.
La unicidad de entonces ha derivado en tres poderes autónomos: político, económico y social-comunitario. Los tres contribuyen en el objetivo compartido de servir a la sociedad, pero tienen sus propios intereses diferenciados: la política en la obtención de mayorías parlamentarias, la economía en su competitividad y el tercer sector en la búsqueda de apoyos para consolidarse en la sociedad.
El “sistema” anterior ha perdido su condición de tal, se ha quebrado la armonía y coherencia necesarias y cada poder “campa” suelto. Desde la libertad y autonomía de cada parte se necesita conformar lugares de encuentro que permitan armonizar intereses, optimizar esfuerzos y orientar el futuro del país. Descartando soluciones totalitarias, es preciso que los poderes confluyan en aquello que les une.
La cooperación entre las partes es el camino que permite resolver desequilibrios estructurales, reforzar a las partes y ofrecer una visión estratégica al país. Se pueden dar diversos ámbitos de cooperación:
–La cooperación entre instituciones públicas y “tercer sector” ofrece una gran oportunidad para acceder a necesidades sociales desatendidas (“arrabales del poder”) transformándolas en oportunidades económicas.
–La cooperación público-privada en la economía permite abordar proyectos, inalcanzables en solitario, que representan saltos cualitativos que resuelven problemas e incrementan la capacidad competitiva.
–La cooperación entre “tercer sector” y economía permite integrar en la sociedad “descartes” y recursos abandonados generando una “economía inclusiva”.
De forma similar al proceso seguido en la construcción del Palau Sant Jordi de Barcelona que desde un diseño armonioso (Isozaki) articula una sólida cúpula conformada por nudos y barras (Orona), también la sociedad requiere del consenso de los tres poderes para ir definiendo el modelo de sociedad y las estrategias para alcanzarlo (diseño) y generar un proceso de cooperaciones cruzadas entre entidades que refuerzan y consolidan al conjunto.
La propuesta no es novedosa; existen numerosos ejemplos, tanto en el diseño de estrategias compartidas como en la articulación de cooperaciones cruzadas. Cooperación entre el capital y el trabajo, entre empresas (por sectores, en clústeres, entre tractoras y auxiliares, por comarcas...), entre empresas y entidades (académicas, tecnológicas, científicas...), entre entidades públicas y privadas y hasta en ámbitos internacionales, son normales en nuestro entorno. Se trataría de pasar de ejemplos aislados a consolidarlos como modelos de conducta.
Generar una estructura social semejante requiere imaginación y esfuerzo, pero también, modificar las formas de funcionamiento entre el impulso privado de las bases (push) y la tracción pública (pull). El apoyo público, si se vehiculiza a través de instituciones académicas, e investigadoras, consigue involucrar a éstas en los procesos estratégicos del país.
Es preciso hacer un llamamiento general a toda la sociedad vasca para que reaccione y aporte estrategias de futuro pasando, de lamentos pesimistas a actitudes comprometidas, de reivindicaciones inoperantes a promover soluciones, de “café para todos” a trabajar en visiones y proyectos compartidos. Es pasar de “maldecir la oscuridad a encender cerillas que iluminen el trayecto”.
La creación de un ente consultivo (“Giza garapenaren behatokia”) participado por los poderes político, económico y social-comunitario ayudaría a iniciar el proceso de ir construyendo la cúpula del poder.
Autor del libro: ‘Horizontes de esperanza. Una visión comunitaria para la sociedad vasca’